
Adentrarse en su propio misterio ha sido y sigue siendo una preocupación constante del hombre en todos los tiempos. La teología colabora con las demás ciencias antropológicas aportando la respuesta que, desde la palabra revelada, puede darse a la pregunta: ¿Qué es el hombre? En el presente libro abordamos solo el aspecto fundamental. De ahí su título: Antropología teológica fundamental. El hombre es una creatura que ha de ser interpretada dentro del ser y del actuar del mundo. Si las diversas antropologías se limitan a estudiar los datos que suministran la experiencia y la razón humana, la Teología estudia al hombre a la luz de la revelación, con una metodología particular. Tres temas abarca este texto: la creación, el hombre y los seres, ángeles y demonios, que solo desde la fe pueden ser conocidos y que influyen en la vida del hombre por su intervención en el proyecto divino de salvación.
Alejandro Martínez Sierra, SJ, es licenciado en Filosofía por la Univ. Pont. Comillas y doctor en Teología por la Pont. Univ. Gregoriana. Ha explicado diversas asignaturas de Teología, entre ellas la Antropología teológica, en la Univ. de Comillas y en las Facultades de Teología de Burgos, San Cugat del Vallés (Barcelona), Univ. Javeriana de Bogotá y Univ. del Salvador en Buenos Aires. Es miembro de la Pontificia Academia Mariana Internacional (Roma). Entre sus obras cabe señalar: La prueba escriturística de los arrianos, según San Hilario de Poitier (Santander 1965); Antropología teológica (Burgos 1982); María, la Madre del Señor (Madrid 1988); María, camino del hombre (Madrid 1991).
Seguramente la cuestión moral más debatida en el ámbito académico es la justificación del juicio ético, que centra de lleno la Teología Moral Fundamental. Pero las cuestiones que más preocupan al hombre de la calle se encuentran en el ámbito de la Teología Moral de la Persona. Las relativas al origen y el fin de la vida, así como al respeto que merece, son estudiadas hoy por la Bioética. Otras plantean los eternos interrogantes del amor y la sexualidad.
A estos temas se acerca el presente manual. Elaborado y revisado una y otra vez a lo largo de muchos años, ofrece un resumen de la doctrina cristiana sobre estos temas eternos. Su estudio se acerca con ánimo dialogante a las ciencias humanas, escucha la voz de las tradiciones bíblicas y presta una sincera atención a la doctrina reciente del Magisterio de la Iglesia católica. Sobre esas bases se trata de ofrecer los criterios para la elaboración de un juicio ético sobre el comportamiento humano en relación con la sexualidad. Esta es entendida, en clave personalista, como el lenguaje privilegiado del compromiso del amor.
Lejos de caer en el manido tópico de las restricciones, este manual ofrece, en su parte central y más importante, una cuidada reflexión antropológica sobre los cuatro valores que fundamentan y articulan la moral de la sexualidad: el cuerpo y el placer, el amor y la fecundidad
La noche transfigurada es la interpretación que este libro ofrece de la vida de un hombre que fue, en muchos aspectos, paradójica. Juan Bautista Montini, papa Pablo VI (1897-1978), a quien todavía no se ha hecho cumplida justicia (mayormente aquí, en España), murió un 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración del Señor, sin apenas hacer ruido. Y a partir de aquella fecha, su figura no ha cesado de crecer.
Es su faceta humana de hombre que ríe y llora, que goza y sufre, que duda y se lanza al vacío lo que le hace verdaderamente cercano y amigo de muchos hombres de hoy, creyentes o no. Porque, al fin y al cabo, las búsquedas y dudas, junto con la generosidad y entrega, han sido el patrimonio de la generación que hizo, al lado del papa Montini, la Iglesia del Concilio Vaticano II.
Eduardo de la Hera Buedo, sacerdote diocesano de Palencia, es doctor en Teología por la Univ. Gregoriana (Roma) y profesor en el seminario de su diócesis. Es autor de Pablo VI, timonel de la unidad (Zamora 1998) y Pablo VI, al encuentro de las grandes religiones (Bilbao 2001).
Este Directorio tiene la finalidad de orientar y, en algunos casos, prevenir de abusos y desviaciones las diversas devociones que han ido surgiendo a lo largo de los siglos en el seno de la Iglesia. En este sentido, ofrece una serie de orientaciones para los ejercicios de piedad centradas en la historia, la teología y la liturgia, al tiempo que brinda sugerencias prácticas sobre el tiempo, el lugar, el lenguaje y otros elementos para armonizar las acciones litúrgicas y los ejercicios de piedad.
Esta nueva carta apostólica de Juan Pablo II, en la que se proclama el año que va de octubre de 2002 a octubre de 2003 Año del Rosario, ofrece unas importantes reflexiones sobre el tradicional rezo del Rosario, oración contemplativa que, a través de la Virgen María, permite al orante cristiano ahondar en el misterio salvífico de Cristo: «El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología [...] En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor», comenta el Papa al comienzo de la introducción. El documento aporta también la contemplación de un nuevo ciclo de cinco misterios que podrían llamarse «luminosos», y que, vinculados al jueves en el ciclo semanal, desgranan la vida pública de Jesús: su bautismo, su autorrevelación en las bodas de Caná, su anuncio del Reino de Dios, su transfiguración y la institución de la Eucaristía.
«Orígenes (185-253), san Agustín y santo Tomás son las tres torres-fortaleza del pensamiento cristiano» (Hans Urs von Balthasar). Como el iceberg muestra a la superficie una novena parte del bloque colosal, así Orígenes, cuyos geniales escritos apenas han llegado hasta nosotros: biblia, teología, pastoral, catequética... Todos animados por el anhelo de «amar a Dios de todo corazón». Los mismos errores de los que se le acusó son sencillamente excesos del amor sin límites. En nuestro tiempo, H. Lubac, J. Daniélou, H. Crouzel, el cardenal Newman, W. Wölker y J. Quasten nos han venido desvelando el rostro fulgurante de Orígenes, plenamente espiritual, que desborda incluso el sentido literal de las Sagradas Escrituras, impregnándolo de sentido espiritual. De su vivencia ofrecemos aquí la Homilía XXVII sobre los Números, el Prólogo al Cantar de los Cantares, Exhortación al martirio y el tratado Sobre la oración, lo más espiritual de sus escritos. Con ellos gozará toda persona de fe viva.