Este libro aborda el pensamiento moderno desde la reforma protestante y el renacimiento, hasta la muerte de Hegel. La original temática filosófica de este período es presentada con claridad y profundidad en la figura de los representantes principales de las diversas corrientes que lo componen.
El racionalismo, el empirismo y la ilustración son estudiados desde la perspectiva del representacionismo moderno. Por su parte, el trascendentalismo kantiano es explicado aquí tanto en sus tesis principales cono desde el relieve que ha tenido para la configuración del idealismo alemán.
Esta nueva historia de la filosofía moderna aporta las claves para la comprensión de la modernidad filosófica en sus doctrinas más significativas. Proporciona además de un modo concluyente las bases para entender el surgimiento de lo que se denomina la etapa contemporánea de la filosofía.
José Luis Fernández Rodríguez es Catedrático de Metafísica y Profesor Ordinario de Historia de la Filosofía Moderna en la Universidad de Navarra.
María Jesús Soto Bruna es Profesora Agregada de Historia de la Filosofía en la Universidad de Navarra.
Ambos autores han publicado varios libros y numerosos artículos en revista nacionales e internacionales sobre la problemática de la época moderna: tanto Bruno, Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Berkeley y Hume, como Kant y Hegel han sido objeto de su estudio.
Una de las dificultades de la antropología y la ética, no sólo en la vida práctica sino también en el plano especulativo, es la del conocimiento de las causas del error. El error y la injerencia del no-ser en el discurso es una temática abordada por los principales filósofos desde Platón, pasando por Aristóteles y Tomás de Aquino, hasta Kant y los analistas del lenguaje contemporáneo.
La problemática del error se trata aquí desde sus razones últimas, analizando el ser del hombre, que es quien propiamente se equivoca. Las facultades superiores del hombre, inteligencia y voluntad, de suyo, no cometen errores, sino el ser humano como un todo. Con este punto de mira, se intenta hacer una exploración ontológica, antropológica y ética de las causas del error.
Ante el creciente interés por la formación de las emociones, se propone estudia en esta obra la educación de los afectos bajo una perspectiva diferente: interpretando el pensamiento de Tomás de Aquino.
Partiendo del estudio de la antropología y la ética tomistas, estudia el dominio que la razón ha de ejercer sobre el mundo afectivo y el método específico para conseguirlo, ofreciendo orientaciones prácticas para que el educador incida sobre el gobierno suave y político de las pasiones que sugiere la vida virtuosa.
La educación de la afectividad es un asunto de práctica en el ejercicio de la autoridad, en el que los padres se esfuerzan, también con su ejemplo, en enseñar a sus hijos a esforzarse por entregarse firme y libremente al bien de los demás.
José Manuel Roqueñi, doctor en Pedagogía por la Universidad de Navarra, se ha dedicado a la enseñanza de las humanidades y ha ocupado cargos directivos en varias instituciones educativas en México.
Es un libro de Filosofía de la Educación. Dentro del saber pedagógico, la misión de esta disciplina es reflexionar sobre los conceptos y la realidad educativa que ellos representan. Esta reflexión se realiza desde la perspectiva teleológica; esto es, desde la consideración del fin de la educación. Los distintos capítulos de este libro, con diferente temática y contenido, mantienen un hilo conductor común: la necesaria atención a la subjetividad en la actuación educativa. Los temas tratados son de apreciable diversidad. Sin embargo, todos ellos mantienen esa referencia común a la subjetividad. Esta referencia se halla más o menos explícita en cada capítulo, pero opera en todos ellos como tronco en el que se engarzan los diferentes asuntos tratados. Es una propuesta metodológica alternativa a la que ofrece el objetivismo de las llamadas «ciencias de la educación».
Este libro es un intento de responder al interrogante que había lanzado T.S. Eliot: ¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido con el conocimiento? Trata de un debate muy actual en el que muchos pretenden establecer una incompatibilidad entre la creencia en Dios –la Fe en lo sobrenatural– y la Ciencia. Para ello, se han seleccionado los grandes problemas que la Ciencia nos plantea en relación con la trascendencia, y se los ha considerado desde una perspectiva creyente. Como dice el autor, la Religión no es un instinto destructor como pretenden los «nuevos» ateos, ni una máquina para fabricar solidaridad social, impresa en el genoma humano como si se tratara de un gen específico, el gen de Dios. No es algo que hacemos los hombres. Su dimensión esencial es cosa de Dios. Al examinar las relaciones entre Ciencia y Religión, el autor se detiene en un examen detallado del problema del Mal en el mundo, que ha sido piedra de toque para la fe o la increencia de muchos científicos.
Trata de cada uno de nosotros. Ofrece una fundamentación inicial acerca del ser, dirigida a todo lector interesado en plantearse preguntas, o encontrar respuestas, sobre las razones últimas de la vida humana. El lugar que ocupan los sentimientos en nuestra existencia; la fundamentación de nuestro carácter digno; qué y cuáles son los valores; cómo saber apreciar lo importante, lo bello, lo serio, sin mezclarlo con lo que no es; qué es la libertad y cómo se mejora; por qué no ser escéptico y cómo acceder y aceptar la verdad; si caben los amigos, cómo y hasta qué punto; si el amor es una quimera; si la felicidad también, o por el contrario, cabe ser feliz y afirmar la vida a pesar de la presencia del dolor, de la traición, de la muerte. Por qué no ser individualista, la importancia del diálogo, la presencia del misterio y de lo religioso en nuestra existencia, el sentido de todo eso…
Se trata de “aprender a ver al hombre con nuestros propios ojos”. O, por lo menos, se trata de intentarlo, de no renunciar a priori a la aventura de pensar. Pensar el ser del hombre desde la perspectiva de lo que “puede llegar a ser”(a eso llamamos excelencia) puede parecer un atrevimiento, más aún en estos tiempos en que casi nadie sabe lo que eso significa, en que se renuncia a la belleza de un reto por miedo a perder la mediocridad de una existencia plana pero acomodada. Aún así, casi todo el mundo desearía ir a más. Nuestro propósito es, cuando menos, plantear algunas inquietudes que ayuden a lanzarse a ese proyecto.