
¿Dios Existe? El Cardenal Robert Sarah responde a las preguntas clave sobre la existencia de Dios, el sufrimiento y la presencia visible de Cristo en el mundo actual. Un testimonio fundado para saciar la sed de salvación en una época de crisis de fe.
¿Existe Dios? Ayer como hoy, hombres y mujeres de todos los tiempos, especialmente ante las dificultades y las propias fragilidades, se han planteado esta pregunta. Grandes santos y pecadores, creyentes y ateos, intelectuales y gente sencilla. Pero más aún en una época como la nuestra, en la que muchos aseguran el fin del cristianismo y el destronamiento de Dios, una época en la que el hombre naufraga en la ilusión de un nuevo sentido de la vida, caracterizado por la fugacidad y la trivialidad, que lo abarca todo y realmente no posee nada. En estas páginas el cardenal Robert Sarah responde a muchas preguntas sobre la existencia y presencia de Dios en nuestras vidas, sobre su aparente silencio, sobre la muerte, sobre el sufrimiento, sobre el dolor, sobre la alegría.
Hoy, quizá más que ayer, todos tenemos una fuerte necesidad de respuestas claras y fundadas, de testimonios tangibles, de encuentros que revelen la existencia y la presencia visible de Dios. Como en Zaqueo, hay en nosotros el deseo de verdad y plenitud, necesitamos «ver a Cristo» para llenar esa «carencia» que nos recuerda constantemente que Dios existe.
«Este libro nació del intento de responder a las preguntas del editor Cantagalli que, con auténtico celo apostólico, quiso plantearme cuestiones a veces difíciles, pero de interés cierto y generalizado. Busqué las respuestas en mi historia personal y en mi corazón, en el Magisterio de la Iglesia y en el de los papas que han marcado mi vida y, por último, pero no menos importante, en el diálogo fecundo con amigos, sacerdotes y laicos, que viven una auténtica pasión por Cristo y por la Iglesia, dando testimonio al mundo de Aquel que han encontrado».
Escritor
Cardenal Robert Sarah
Colección
Mundo y cristianismo
Materia
Espiritualidad. Orientación Cristiana
Idioma
Cardenal Robert Sarah
Robert Sarah nació en Guinea en 1945. Sacerdote desde 1969, en 1979 fue nombrado Arzobispo de Conakri, con 34 años de edad. En 2001 Juan Pablo II lo llamó a la Curia romana, donde desempeñó sucesivamente dos altos cargos. Benedicto XVI lo creó Cardenal en 2010, y en 2014 Francisc... Ver más sobre el autor
«Sacerdote cien por cien» estas palabras, resumen de manera singular toda la existencia de san Josemaría. Su vida estuvo marcada por una misión clara: recordar a todos los hombres que estamos llamados a la santidad y transformar el mundo desde dentro. El 28 de marzo de 2025 se conmemora el centenario de su ordenación sacerdotal, un momento propicio para profundizar en su legado. Ordenado en Zaragoza, este santo aragonés recibió el 2 de octubre de 1928 la inspiración divina que daría origen al Opus Dei. Como recordó san Juan Pablo II en su canonización, san Josemaría enseñó con energía que «la fe cristiana se opone al conformismo y a la inercia interior». A lo largo de los años, su vida y sus escritos han sido fuente de inspiración para miles de personas, especialmente sacerdotes, que han encontrado en su ejemplo un impulso renovado en su vocación. Este libro recoge los textos de las ponencias de las Jornadas celebradas en Zaragoza con motivo de esta efeméride. Incluye las reflexiones del Prefecto del Dicasterio para el Clero y del Prelado del Opus Dei sobre aspectos esenciales del ministerio sacerdotal. Además, ofrece estudios monográficos sobre su vida sacerdotal, su trato con los más necesitados, su vida litúrgica y su relación con la Palabra de Dios. Un homenaje a un sacerdote que vivió plenamente su entrega a Cristo y cuyo mensaje sigue iluminando el camino de muchos.
En comparación con las materias que buscan comprender el misterio de Dios y de su obra, el derecho canónico parece bien poca cosa; algo secundario. En comparación con el mandamiento del amor y la llamada a la santidad, la protección de la justicia es quedarse muy corto. Sin embargo, el derecho canónico apunta a la "salvación de las almas" como a su fin último. Se considera imprescindible, aunque no sea lo más importante. Como el balón de fútbol, nunca osaría considerarse superior a los jugadores; pero sabe que, sin él, no hay partido.
En esta breve introducción, se presentan de modo asequible la finalidad, las características y los contenidos principales del derecho por el que se rige la Iglesia católica.
Las personas necesitamos escuchar a los demás para relacionarnos con normalidad. Lo mismo pasa con las organizaciones. Algunas tienen fama de que los empleados están especialmente a gusto en ellas, porque se sienten escuchados, participan en las decisiones y se les consulta con frecuencia. Es más, si no contamos nada para los organismos que gobiernan esas estructuras, si no podemos participar en ellos, muy probablemente nos iremos desconectando, hasta llegar incluso a desligarnos completamente.
En la sociedad globalizada en la que vivimos, nuestra opinión es cada vez más insignificante y tiene menor influencia en el devenir de los acontecimientos. Por otro lado, se nos regalan los oídos con expresiones como "tu opinión nos interesa", "hay que pulsar la calle", cuando en realidad importa poco el pensamiento verdadero de cada persona singular, sobre todo, si es contrario a los objetivos que determinados grupos de poder se han fijado. Todo se queda en un mero eslogan y esto sucede, entre otras razones, porque no existe una verdadera cultura de la escucha.
La escucha solo conlleva beneficios. Tratar con las personas enriquece nuestro conocimiento de la realidad y mejora nuestros propios puntos de vista con lo que aprendemos de los demás. Deseo que después de leer estas páginas aprendas más de lo que escuches, escuches más y preguntes la opinión a los demás.
¿Te parece bien? ¡Te escucho! jsanzs@unav.es
En este libro, tras el tiempo de duelo, el cardenal Robert Sarah rinde homenaje a su amigo Benedicto XVI y a sus escritos.
"¡Dios es! ¡Qué liberación! En un momento en el que la Iglesia parece obsesionada consigo misma, con sus estructuras, con su futuro, Benedicto XVI nos dice: en el fundamento de todo están estas palabras de asombro y de amor: Dios es.
En un tiempo en el que perdemos tanto tiempo en reuniones cuyo único tema somos nosotros mismos y nuevamente nosotros mismos, él nos invita a alejarnos de nosotros mismos y volvernos hacia Dios, ese Dios cuyo ser es la única luz".
"Personalmente, estoy impresionado por la experiencia de paternidad divina de Benedicto XVI. Me parece que Joseph Ratzinger entró místicamente en la experiencia de la filiación divina a través de su unión con el Hijo encarnado, Jesús. Quizás esta afirmación sorprenda".
"La alegría del Papa no fue una alegría pasajera ni una euforia psicológica. La causa de la alegría de Benedicto XVI fue la contemplación de Dios mismo. Estas palabras fueron como un anticipo del Cielo cuyas premisas saboreó su alma".
"Ante la inmensidad de la obra de Benedicto XVI, nos invade el vértigo. Durante treinta años, junto a san Juan Pablo II, al que luego sucedió en el trono de Pedro, sentó las bases espirituales y teológicas de la Iglesia del tercer milenio. ¿Cuál es entonces la clave de esta catedral del pensamiento de Joseph Ratzinger? Más que una cualidad, más que un rasgo psicológico, el principio arquitectónico de la obra del Papa Benedicto está en Dios; más precisamente, es Dios mismo, contemplado y amado".
Conocer a Jesucristo, hacerlo conocer y llevarlo a todas partes. Esto conforma nuestra identidad de cristianos. Un conocimiento que nos lleva al amor. Y un amor que, con su gracia, nos conduce a imitarlo. El cristiano que procura seguir de cerca los pasos de Jesús se convierte a los ojos de sus contemporáneos en una persona atractiva, porque sabe querer, y así hace conocer a Cristo.
Nuestra misión es llenar el mundo de esperanza, hacer felices a los demás y contribuir a que el mundo sea mejor. Los cristianos no hacemos apostolado, sino que somos apóstoles, porque buscamos en todo lo que hacemos y somos que nuestros coetáneos conozcan a Jesucristo y tengan amistad con Él.
A través de estas páginas descubriremos, como dice Mariano Fazio en el prólogo, la fantástica aventura de ser instrumentos en las manos de Dios para abrir a nuestros contemporáneos horizontes de amor, de belleza y de verdad.
Jaime Sanz Santacruz. Sacerdote. Doctor en Derecho, con 25 años de experiencia en centros de enseñanza y escuelas deportivas en Madrid y Barcelona.
Actualmente es capellán de la Sede de Posgrado de la Universidad de Navarra en el Campus de Madrid y colabora en la parroquia de San Manuel González, de San Sebastián de los Reyes (Madrid).
Autor de Reilusiónate. Claves para recuperar el sentido de tu llamada (PALABRA, 2021) y Aprender a querer. No endurezcáis vuestro corazón (PALABRA, 2022).
Con el estilo luminoso propio de sus escritos, el cardenal Robert Sarah muestra a los cónyuges cómo redescubrir la fuente profunda de su amor, Dios mismo, y les enseña cómo pueden hacer que crezca y se reavive una y otra vez.
Este libro nos presenta lo esencial del retiro que el cardenal predicó a matrimonios en Lourdes, Francia. Está destinado a todas las parejas: las que atraviesan dificultades; las que quieren renovar el amor que les une y aquellas que quieren fortalecerlo cada día.
Las palabras del cardenal llegan al corazón de los lectores y les hacen tomar conciencia de que todos los esposos sin excepción están llamados a la alegría del matrimonio.
Cardenal Robert Sarah nació en Guinea en 1945. Sacerdote desde 1969, en 1979 fue nombrado Arzobispo de Conakri, con 34 años de edad. En 2001 Juan Pablo II lo llamó a la Curia romana, donde desempeñó sucesivamente dos altos cargos. Benedicto XVI lo creó Cardenal en 2010, y en 2014 Francisco lo nombró Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, donde ha estado hasta junio de 2020. El 8 de mayo de 2021, el Papa Francisco lo nombró miembro de la Congregación de las Iglesias Orientales.
Esta es una preciosa historia de amor y de amistad entre un hombre y una mujer, muy distintos en su carácter y mentalidad. Se conocen y enamoran en la época de la II República española, y se casan al terminar la Guerra Civil. Él es médico y ella farmacéutica. Tienen muchos hijos, trabajan sin descanso, su vida es una aventura... son felices, y crecen poco a poco en amor a Dios y a los demás a través de su vida matrimonial y profesional. Tras morir ambos con fama de santidad, la Iglesia católica abrió sendos procesos de canonización. Este matrimonio puede ser un referente genial para tantas familias del siglo XXI. Muchas personas en todo el mundo se inspiran en su ejemplo y acuden a su intercesión: porque Eduardo y Laura muestran, con sus vidas, que es posible y ¡apasionante! formar un matrimonio unido, en una simpática y sorprendente diversidad de caracteres.

