
Ed. bilingüe promovida por la Federación Agustiniana Española
Introducción, versión y notas de Pío de Luis Vizcaíno.
Como creyente y como pastor de la Iglesia, como filósofo y como teólogo, san Agustín se sintió pronto atraído por los dos capítulos iniciales del Génesis que refieren el origen de cuanto existe fuera de Dios. Esa atracción se explica por la importancia que los relatos de la creación han tenido en la formación del pensamiento cristiano, sobre todo en la cosmología, la ontología y la antropología; a su vez, explica las repetidas veces que, en diferentes contextos, el santo se ocupó de exponer el texto y ofrecer sus reflexiones a los eventuales lectores. Su labor exegética aparece siempre escoltada por una pastoral de interés apologético y por un sorprendente diálogo con la ciencia del momento, basado en principios que mantienen plena validez.
Contiene: Exposición del Génesis contra los maniqueos; Exposición en sentido literal dl Génesis, obra incompleta; Exposición en sentido literal del Géneisis
Edición bilingüe con el texto latino de la edición crítica leonina. Reimpresión de la edición de 1957.
Traducción y anotaciones por una comisión de PP. Dominicos presidida por Francisco Barbado Viejo, OP.
Este décimocuarto volumen comprende: Tratado de la penitencia, versión e introducciones de Armando Bandera, OP; Tratado de la extremaunción, versión e introducciones de Arturo Alonso Lobo, OP.
En el siglo II el cristianismo vivió una de sus crisis más importantes por la aparición de movimientos como el marcionismo y los variadísimos grupos gnósticos, que proponían una reinterpretación total del mensaje cristiano a partir de un pensamiento coherente sobre la salvación, respetuoso de los axiomas que prevalecían en la filosofía del momento y que requería un largo proceso de iniciación. Ireneo de Lyon percibió que al gnóstico no le interesaba la salvación del mundo sino liberarse del mundo y del Creador, ni la salvación de la carne sino liberarse de la carne, ni la fe sino la gnosis. Frente a ello Ireneo levantará una preciosa reflexión, en cinco libros, sobre el Creador y las creaturas, que nunca escapan a las Manos de Dios y necesitan del tiempo y la historia para crecer a imagen y semejanza de Dios. Ireneo sacó a la luz las enseñanzas que permanecían ocultas y refutarlas. No es un heresiólogo al uso; es un pastor que responde a las inquietudes de los creyentes. El libro I del Contra las herejías ha resultado de una enorme riqueza para conocer las claves del gnosticismo del siglo II.
Marcelo de Ancira (m 374) es uno de los protagonistas de las grandes controversias teológicas del siglo IV. Su relevancia en la crisis arriana contrasta con la escasa atención que suele recibir por parte de los manuales de teología. Pertenece a la generación de obispos que vivieron en carne propia los vertiginosos cambios en las relaciones de la Iglesia y el Imperio: fueron testigos de las grandes persecuciones de Diocleciano y participaron en el concilio de Nicea, sostenido por Constantino. Este grave cambio de contexto cultural permitió –y de alguna manera exigió– que las tradiciones teológicas locales se confrontaran mutuamente en un escenario ahora universal, inaugurado por el primer concilio ecuménico (325). El presente volumen reúne todas las obras de Marcelo de Ancira que actualmente son reconocidas como auténticas por una buena parte de los estudiosos. La carta de Marcelo al papa Julio, sus fragmentos teológicos transmitidos por su gran adversario, Eusebio de Cesarea, y un largo fragmento de su tratado Sobre la santa Iglesia son editados en griego, traducidos al castellano y comentados por medio de abundantes notas. La introducción, además de las cuestiones técnicas, contiene una visión general de la teología de Marcelo que puede resultar interesante no solo a los patrólogos, sino también a quienes cultivan la teología, en especial la escatología, la cristología y la teología trinitaria.
El texto del Apologético que presentamos se conserva, de hecho, en las actas del XV concilio de Toledo, celebrado en el año 688. Se trata de parte del escrito que Julián, en nombre del episcopado hispano, envió a la sede apostólica para defenderse de unas acusaciones de las que poco sabemos, relacionadas con la recepción en Hispania de las actas latinas del III concilio de Constantinopla. La respuesta a las perplejidades romanas se sitúa en la línea de la literatura teológica ibérica del s. VIII caracterizada por la labor de síntesis y transmisión del magisterio y de la doctrina ortodoxa de los siglos anteriores.
En esta breve obra Julián muestra no solamente su dominio de las técnicas retóricas sino también la calidad de su pensamiento teológico, en este caso prevalentemente cristológico, heredero de una serie de escuelas constituidas por autores como Leandro e Isidoro de Sevilla, Braulio de Zaragoza y Eugenio e Ildefonso de Toledo, entre otros, que contribuyeron a configurar lo que se ha venido a denominar siglo de oro de la Iglesia visigoda.
Ed. bilingüe promovida por la Federación Agustiniana Española.
Traducción de este volumen: Pío de Luis, Lope Cilleruelo, Moisés M.ª Campelo y Carlos Morán.
Notas de este volumen a cargo de: Pío de Luis.
Es difícil precisar la faceta más preponderante y definida de San Agustín. En cualquier aspecto que se le considere, nos asombra su genio poderoso y la amplitud de su vuelo. Sin dejar de ser nunca el gran pensador, que hunde su mirada en todos los problemas de la religión y del saber, el quehacer que llenó toda su vida fue la actividad apostólica del predicador sagrado. En instruir y adoctrinar a los fieles de Hipona desplegó su celo inagotable, explanándoles maravillosamente, en todos los tonos, los misterios de la fe y las verdades del Evangelio. El genio de San Agustín se pliega a la condición de sus oyentes para introducirles en el conocimiento de las verdades más altas. Recorre todas las gamas del estilo, desde el más familiar al más elevado y noble. Su unción incomparable se prodiga en innumerables recursos para ponerse al alcance de los más ignorantes. Los sermones de San Agustín serán siempre modelo vivo de predicación sagrada, de profundidad y sencillez, de gracia expresiva, de exposición catequística y pedagógica.
Contiene: Sermones sobre los Evangelios sinópticos
Volúmenes de los Sermones: Sobre el Antiguo Testamento (vol. VII); Sobre los Evangelios sinópticos (vol. X); Sobre Evangelio de San Juan, Hechos de los Apóstoles y Cartas apostólicas (vol. XXIII); Sobre los tiempos litúrgicos (vol. XXIV); Sobre los mártires (vol. XXV); Sobre temas diversos. Índices bíblico, litúrgico y temático de los Sermones (vol. XXVI).
En un libro más cercano al lenguaje oral que al escrito, el autor reúne doce lecciones dirigidas a universitarios de todos los saberes, y les presenta con sencillez al Tomás de Aquino más pensador. Al tratarse de alguien que ha sido considerado durante siglos como el “Doctor universal” del cristianismo, describir su fisonomía intelectual parece indispensable, por su enorme aportación a los fundamentos de nuestra cultura.
Sus páginas tratan cuestiones tan actuales como la importancia de respetar la argumentación contraria, la degeneración del discurso público, la enseñanza como forma de vida espiritual, la sobriedad del lenguaje como máxima apertura a la realidad, la coordinación entre lo natural y sabido con lo sobrenatural y creído, la secularidad, Occidente como proyecto histórico, la relación entre filosofía y teología, etc.
Compuesto en una fecha crítica para la política romana occidental, hacia finales del siglo V, y siguiendo el modelo literario de Jerónimo de Estridón, el De viris illustribus de Genadio de Marsella es una fuente ineludible para los estudios patrísticos y teológicos. Este texto ha cirtculado asociado al homónimo de Jerónimo y ha gozado de una enorme difusión, como permite observar la tradición manuscrita. A lo largo de una serie de breves noticas acerca de la producción letrada de hombres de Iglesia, algunos célebres y otros solo conocidos a través de esta obra, Genadio pone de manifiesto su interés por el ethos monástico, así como sus preocupaciones dogmáticas, y se permite expresar simpatías y desagrados, que contribuyen a situarlo en el mapa doctrinal del mundo romano tardío.
En Los arrianos del siglo IV, la primera investigación sistemática de envergadura publicada por Newman cuando aún era un joven clérigo anglicano, aborda la génesis, el desarrollo y consecuencias de la herejía arriana, la primera gran crisis de la Iglesia después de la época de las persecuciones. Aunque la obra se sitúa casi al inicio de la evolución del pensamiento de Newman, contiene algunas importantes intuiciones que el recientemente proclamado santo retomará en sus estudios posteriores. Planteada inicialmente como una historia de los concilios, el autor terminó abordando, con un enfoque más teológico que histórico, la evolución del grupo arriano en el periodo anterior al Concilio de Nicea y la actividad de san Atanasio. A lo largo del texto Newman combina la exposición sistemática y la narración histórica, al tiempo que va estableciendo una analogía entre el siglo IV y la situación contemporánea a partir de los temas y personajes que trata, comparando en varios capítulos la Iglesia anglicana de su época y aquella de los primeros siglos. En la reconstrucción histórica del arriansmo, destaca su aportación personal acerca del origen de la herejía en Antioquía, liberando así a la escuela de Alejandría de la acusación de ser en ella donde surgió. Sostiene también que el arrianismo estaba estrechamente relacionado con la escuela aristotélica de su época y, en especial, con los sofistas. John Henry Newman (Londres 1801 – Birmingham 1890) es sin duda uno de los pensadores cristianos con mayor influencia en la actualidad, especialmente en el mundo anglosajón. Ordenado sacerdote anglicano en 1825, durante los años siguientes fue uno de los principales impulsores del Movimiento de Oxford, cuya aspiración principal era que la Iglesia de Inglaterra volviera a sus raíces católicas. Tras un largo proceso, sus estudios sobre los Padres de la Iglesia le acaban llevando a convertirse al catolicismo en 1845, siendo ordenado sacerdote católico en 1847. En 1879 fue nombrado cardenal por el papa León XIII. Considerado por muchos como uno de los inspiradores del Concilio Vaticano II, en 1991 fue declarado Venerable por san Juan Pablo II. En 2010 beatificado por Benedicto XVI y el 13 de octubre de 2019 canonizado por el papa Francisco en Roma. Encuentro ha publicado en español buena parte de su extensa obra, de la que destacan Ensayo para contribuir a una Gramática del Asentimiento, Apologia pro vita sua, Suyo con afecto y los Sermones parroquiales (ocho volúmenes).
Hay personas cuyas vidas pueden explicarse desde una sola coordenada vital o un solo rasgo del propio carácter, que ha llegado a ser eje central de su existencia. Es el caso de la amistad de san Agustín. Algunas vidas pueden explicarse desde una sola coordenada vital o un solo rasgo de su carácter, que llega a ser eje central de su existencia. Este es el caso, según Teófilo Viñas, de san Agustín. La amistad puede explicar todo lo que hizo y vivió aquel hombre extraordinario. En una primera parte aborda cómo definía y vivía él la amistad, y cómo esta fue madurando desde su niñez hasta su ordenación sacerdotal en el año 391. La segunda parte ofrece, a través de sus cartas, una hermosa panorámica de la amistad que mantuvo con numerosas personas, también con quienes no compartían su fe. TEÓFILO VIÑAS ROMÁN, O.S.A. (Andavias, Zamora) es doctor en Teología por la Universidad de Salamanca, fue ordenado sacerdote en 1956 y es un reconocido experto sobre la doctrina y la obra de san Agustín. Es autor de numerosos libros y artículos de investigación y desde 2003 es director de la revista La Ciudad de Dios.