
¿Quién soy yo, realmente? ¿Qué hago aquí, cuál es el sentido de mi vida? ¿Mi camino está ya prefijado por Dios? ¿No soy yo, entonces, quien decide? ¿Y cómo se percibe ese camino? ¿No sería todo más fácil si Dios se mostrara más claramente? ¿Y si no me atrevo? ¿Y si no acierto?
Estas preguntas se dirigen a lo más hondo de nuestra vida y, por tanto, a la fuente misma de la felicidad. El autor explica cómo Dios llama a todos, no solo a algunos, y espera siempre una respuesta libre, alegre, confiada y generosa en el camino concreto que toca a cada uno discernir y vivir.
José Manuel Fidalgo (Santander, 1968) es sacerdote, doctor en Teología y licenciado en Filosofía. Es director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCR) de la Universidad de Navarra y profesor de Teología. Colabora en periódicos y revistas de educación, y es autor de varios libros, entre los que caben citar Educar a fondo. Una mirada cristiana a la posmodernidad y Conocer al hombre desde Dios. La centralidad de Cristo en la antropología de Romano Guardini.
«La vida de Clara es un gran regalo, un don cuyos beneficiosos efectos no tardan en producirse, y estas páginas... son el testimonio directo de qué empresas, de qué milagros es capaz un ser humano que, espontáneamente, gozosamente y sin titubeos, decide hacerse instrumento en las manos de Dios, que es el Sumo Bien» (Andrea Bocelli)
Creer a alguien, fiarse de su persona, exige un mínimo de garantías. Nadie puede obligarnos. Si lo hago, es porque considero a esa persona digna de ser creída. Y luego me creeré lo que me diga. Todo acto de fe es fruto de una razonable confianza, y de un razonable ejercicio de la libertad. A los amigos de verdad es fácil creerles. Para creer en Jesucristo es necesario conocer los motivos de los creyentes y decidir con libertad. Partiendo de la confianza humana, el autor muestra el camino de la fe en Jesucristo, cómo encontrarse con Él hoy, y cómo repercute ese encuentro en la propia felicidad.
Alfredo Alonso-Allende (Getxo, 1946) es doctor en Ciencias Químicas y biólogo. Ha sido profesor universitario e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ha trabajado en la Universidad de Bristol y en la Harvard University de Salzburgo. Fue Premio de Investigación Juan de la Cierva Codorniú. Ha publicado varios libros, entre otros, La amistad del cristiano, en esta misma colección.
La pobreza de espíritu, la primera de ellas, es según el autor la clave de la vida espiritual, de todo camino de santidad y de toda fecundidad. Todas ellas contienen una sabiduría luminosa y libertadora, pero cuesta comprenderlas y practicarlas. En este libro, Jacques Philippe ofrece una sugerente reflexión sobre cada una de ellas, y ayuda a entender cómo contienen toda la novedad del Evangelio, toda su sabiduría y su fuerza para transformar el corazón del hombre y renovar el mundo. Jacques Philippe es miembro de la Comunidad de las Béatitudes, en la que ha desempeñado importantes responsabilidades (consejo general, responsable de los sacerdotes y seminaristas, formación de los pastores). Ordenado sacerdote en 1985, predica retiros en Francia y en el extranjero. Entre sus obras, cabe destacar Tiempo para Dios; La libertad interior; La paz interior; En la escuela del Espíritu Santo; Llamados a la vida; La oración, camino de amor y Si conocieras el don de Dios, todos ellos publicados en Rialp.
Efectos de los sacramentos en el alma, y medios imprescindibles para conservar la gracia de Dios: la oración, la renuncia y los métodos ascéticos.
Conjunto de diez meditaciones, centradas en otros tantos rasgos característicos de la existencia cristiana de hombres y mujeres adultos, profesionales en el amplio sentido de la palabra.
El subrayado realismo alude directamente a la visión correcta de sí mismo y de su entorno que ha de mantener cualquier laico en su lucha por la santidad, por ser fiel a Jesucristo.
Libro quizá particularmente oportuno para ser leído y meditado en días de retiro.
«Dos deseos bastante cercanos, como dos alas invisibles, elevan el alma humana por encima del resto de la naturaleza: el deseo de la inmortalidad y el de la justicia» (Soloviev)