Las personas necesitamos escuchar a los demás para relacionarnos con normalidad. Lo mismo pasa con las organizaciones. Algunas tienen fama de que los empleados están especialmente a gusto en ellas, porque se sienten escuchados, participan en las decisiones y se les consulta con frecuencia. Es más, si no contamos nada para los organismos que gobiernan esas estructuras, si no podemos participar en ellos, muy probablemente nos iremos desconectando, hasta llegar incluso a desligarnos completamente.
En la sociedad globalizada en la que vivimos, nuestra opinión es cada vez más insignificante y tiene menor influencia en el devenir de los acontecimientos. Por otro lado, se nos regalan los oídos con expresiones como "tu opinión nos interesa", "hay que pulsar la calle", cuando en realidad importa poco el pensamiento verdadero de cada persona singular, sobre todo, si es contrario a los objetivos que determinados grupos de poder se han fijado. Todo se queda en un mero eslogan y esto sucede, entre otras razones, porque no existe una verdadera cultura de la escucha.
La escucha solo conlleva beneficios. Tratar con las personas enriquece nuestro conocimiento de la realidad y mejora nuestros propios puntos de vista con lo que aprendemos de los demás. Deseo que después de leer estas páginas aprendas más de lo que escuches, escuches más y preguntes la opinión a los demás.
¿Te parece bien? ¡Te escucho! jsanzs@unav.es
Es esencial que nuestros líderes sean magnánimos, humildes y buenos comunicadores, en otras palabras: ¡Líderes que nos inspiren confianza por sus virtudes, actitudes y talentos!
Pero también es cierto que en cualquier situación hace mucho bien que existan líderes ejemplares en la familia, la empresa, las instituciones y en el gobierno de las naciones, que promuevan causas de gran beneficio para las personas e iniciativas de largo alcance en el tiempo.
Por eso, el contenido de este libro tiene como objetivo proponer siete acciones de comunicación que hacen los líderes para inspirar a sus seguidores y colaboradores. Son acciones básicas y sencillas, que pueden servir de referencia para quienes tienen la noble misión de liderar y el gran don de inspirar en su entorno personal, familiar, político, social o profesional.
En una sociedad donde «todo vale» en el sexo, este libro ofrece consejos para lograr gestionar las pasiones, con el fin de amar mejor.
Vivimos en una sociedad en la que, en materia sexual, «todo vale». Pero el ser humano necesita valores que organicen y guíen su conducta para no vivir solo al ritmo de sus pasiones. ¿El amor y la sexualidad lo define cada uno, según los impulsos de su corazón? ¿O hay tal vez una forma de entenderlos, que nos ayude a vivirlos en plenitud? ¿Es el cuerpo una expresión de la propia intimidad? ¿Cómo amar con el cuerpo integrando las emociones y la persona en su totalidad?
Los comportamientos en materia sexual han cambiado. El contexto actual facilita relaciones en las que el compromiso se limita al rollo de una noche, donde el contacto sexual es el único vínculo de unión. Si le pedimos más al amor, se hace cada vez más necesario aprender a gestionar las pasiones. Desde su honda experiencia, la autora ofrece numerosos consejos para lograrlo.
La emergencia educativa, tantas veces descrita y anunciada por Benedicto XVI, pide un acercamiento nuevo a la educación, el acercamiento de una “pedagogía de las virtudes”. Este libro nos enseña cómo las virtudes favorecen una visión sapiencial del mundo en el que aparece la figura de un todo bello y unificado. Es esta figura lo que hace que la inteligencia se despierte cada vez más y pueda ser creativa.
Las contribuciones de este volumen, obra de especialistas en tema de virtudes y educación, nos hablan de cómo las virtudes se sitúan en la dinámica del amor que guía las acciones hacia una excelencia de vida. Las virtudes capacitan al sujeto para que responda con sus elecciones concretas, disponiéndole hacia el don de sí que hace posible la comunión de personas. Como esos hábitos operativos buenos que permiten una excelencia y ordenan al sujeto “de lo bueno a lo mejor”, las virtudes, en su diversidad, hacen posible esa unidad de vida y esa disposición relacional, tan anheladas hoy en el ámbito educativo.
Hadjadj nos ofrece una breve guía, ágil, profunda y a la vez desenfadada, que demuestra, a través de José, que la paternidad es la aventura más importante. Ya es hora de desempolvar la imagen. Ya es hora de devolverle su figura humana, porque la santidad no nos aleja de la humanidad: nos compromete con ella. José ya no es un padre ideal: es un padre concreto, superado —como todos los padres de este mundo— por la vida que se entrega a través de él. En doce lecciones que combinan la exégesis bíblica y la experiencia familiar, Fabrice Hadjadj nos ofrece una breve guía, ágil, profunda y a la vez desenfadada, para nuestra época de catástrofes. Se propone dar respuesta a cuestiones prácticas del estilo «¿Cómo cortejar a la Santísima Virgen?» o «¿Cómo hacerse obedecer por Dios sin pegar gritos?». Confía en demostrar, a través de José, que tanto hoy como ayer la paternidad es la aventura más importante y decisiva.
Con esta nueva obra, Fabrice Hadjadj rehabilita el concepto de gloria, a menudo vista con recelo por los cristianos que parten de una noción errónea de humildad y que han hecho de ella su virtud principal. ¿Qué quiere el creador para su criatura? Que se reconozca y brille. En estas páginas, Fabrice Hadjadj, célebre escritor y filósofo francés, converso de origen judío y autor de más de treinta libros, reflexiona con gran agudeza y sentido del humor yendo de la gloria de Dios a la de su creación: desde la piedra al pavo real, para acabar hablando sin complejos de nuestra propia gloria. Fabrice Hadjadj (Nanterre, 15 de septiembre de 1971) es un escritor y filósofo francés, director del Instituto Philanthropos (Friburgo, Suiza). Hijo de judíos en su adolescencia y primera juventud, era ateo y anarquista hasta que, en 1998, se convirtió al catolicismo. Su libro Tenga éxito en su muerte, ganó el Grand Prix de literatura católica en 2006. En 2014, Hadjadj fue nombrado miembro del Consejo Pontificio para los Laicos. Autor de más de una treintena de libros, sus principales obras están dedicadas al análisis sobre la tecnología y la corporeidad humana.
Los educadores son los principales líderes emocionales de sus alumnos. La capacidad del profesor para captar, comprender y regular las emociones de sus alumnos es el mejor índice del equilibrio emocional de su clase. ¿Se está preparando a los docentes de hoy para tal fin? Un maestro que conoce la importancia de educar emocionalmente es capaz de crear un clima de seguridad en el aula que permitirá a sus alumnos disfrutar de su proceso de aprendizaje.
La educación necesita a docentes ilusionados que consigan ilusionar, con felicidad y bienestar suficientes para poderlo contagiar. Pero ¿tiene el docente las herramientas necesarias para mantener en equilibrio esa actitud pese a las tempestades? ¿Se está asegurando el sistema de cuidar el estado emocional de quienes pretende que lo transmitan a las futuras generaciones? A lo largo de este libro, se argumentará cómo la actitud ilusionada e ilusionante de los docentes repercute en su labor como profesionales. La experiencia de un “maestro ilusionado”, contada en primera persona, puede servir de inspiración a otros docentes.
La ansiedad típica de la adolescencia, originada por los fuertes y bruscos cambios físicos y psíquicos de esa etapa del desarrollo, puede reducirse si tienen algunas expectativas en la infancia. En otras palabras, revelar al niño lo que probablemente le sucederá a partir de los 11 o 12 años servirá para que no todo sea sorprendente y desconcertante para él. No se trata de «profetizar» ni de adivinar el futuro de cada niño, sino de darle a conocer algunos rasgos típicos de la adolescencia, por qué se producen y qué sentido tienen para el desarrollo psicofísico y la maduración de la personalidad. Es algo similar a la movilidad progresiva del niño pequeño: es preciso andar a gatas como primer paso para después caminar.