
¿Qué es realmente la Iglesia? Esta nueva edición revisada y actualizada de "Para comprender la eclesiología desde América Latina" trata de dar respuesta a esta pregunta ya en pleno siglo XXI.
No es propiamente «otro» libro, porque sigue fundamentalmente la estructura, el desarrollo temático y la metodología del libro anterior. Pero sí que es un libro realmente «nuevo», no sólo porque trata nuevas cuestiones, sino también porque los temas tradicionales se ven con una nueva luz y desde una nueva perspectiva.
El libro anterior estaba escrito en la perspectiva de los 500 años de la primera evangelización, y rezumaba el entusiasmo del cristianismo liberador que se respiraba en América Latina en las décadas de 1970 y 1980: el impulso de Medellín, las comunidades de base, los grandes obispos defensores de los pobres…
Ahora, ante un nuevo contexto, surgen nuevas preguntas, que bien podrían resumirse en una sola: ¿Cómo ser cristianos y cristianas desde América Latina hoy, en los albores del tercer milenio?
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Este libro se dirige principalmente a quienes afrontan por primera vez, de forma sistemática, el estudio teológico del misterio de Dios, es decir, de la cuestión más vital y radical de toda la Teología.
La cuestión de Dios, precisamente por su centralidad, es la cuestión más radical incluso en el ámbito estrictamente antropológico. Y es que la relación entre Dios y el hombre es tan estrecha que Dios mismo entra a formar parte de la definición del hombre. En efecto, si para la Filosofía el hombre es un animal racional, para la Teología este mismo animal racional ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y ha sido elevado a la dignidad de hijo de Dios en el Hijo por el Espíritu Santo.
La pregunta sobre Dios está inscrita en el corazón del hombre como una capacidad de acceder a Dios, más aún, como un deseo de infinito. Se responde a esa pregunta, presentando en forma ordenada lo que la Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia y dos milenio de pensamiento teológico han dicho sobre el Dios que se ha revelado con plenitud en Jesucristo.
La revelación interpretada como «manía» y posesión o como «dictado» divino ha terminado su ciclo. La crítica bíblica desmontó el literalismo. La autonomía del mundo impide verla como intervencionismo milagroso; y la del sujeto, como imposición extrínseca y autoritaria. El sentido histórico deslegitima todo particularismo etnocéntrico. Tales son las cuestiones que afronta este libro, desde un principio radical: Dios, creando por amor, quiere revelarse plenamente a todos, desde siempre y en todas partes. Las limitaciones, oscuridades y aun horrores del proceso nacen de la limitación o la resistencia creatural; jamás de un «silencio» u «ocultamiento» por parte de Dios. Al contrario, la revelación avanza gracias a su «lucha amorosa» para vencer las resistencias y comunicar su salvación.
Desde ahí esta obra estudia tanto el surgir originario como la transmisión histórica. La revelación no es un dictado milagroso, sino un «caer en la cuenta» de la Presencia fundante y siempre activa: «Dios estaba aquí, y yo no lo sabía». Lo descubre uno —profeta o fundador—, pero Dios está queriendo manifestarse a todos con idéntico amor. Por eso el anuncio ejerce de «mayéutica histórica»: el creyente crítico es despertado por el profeta, pero no cree porque lo dice el profeta, sino porque él o ella se reconocen en lo dicho: «ahora ya lo hemos escuchado nosotros» (samaritanos); «la Biblia y el corazón dicen lo mismo» (Franz Rosenzweig).
Esto vale para el individuo y vale para toda religión. El diálogo de las religiones se sitúa así en un espacio común, postulando nuevas categorías —pluralismo asimétrico, teocentrismo jesuánico, inreligionación— y propiciando un nuevo espíritu de acogida, respeto y colaboración. La obra se cierra analizando el significado de la revelación como Escritura y la ulterior formalización en el dogma y la teología.
«El tema sobre el cual se hablará aquí sin pretensiones es de tal importancia, que le interesa hoy de un modo central a la Iglesia y a los cristianos. En la divergencia de los dos aspectos unidos en el título está la razón de toda la amenaza y de toda la atrofia del cristianismo actual. Y dado que es muy difícil volver a unir estos aspectos, una vez que han sido separados, preferimos intentar considerarlos desde la esfera donde tienen su origen, en el que, fecundándose eternamente entre sí, están entrelazados el uno con el otro. Una reforma nunca se hace pegando piezas rotas, sino como dice Isaías: `Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará` (11,1)» (de la Observación previa del autor).
Los artículos teológicos y espirituales aquí reunidos fueron escritos por Karl Rahner para muy diversas circunstancias —conferencias, artículos, emisiones televisivas, entrevistas, meditaciones y alocuciones— y reunidos por él mismo en forma de libro. En ellos, Rahner se enfrenta con mirada positiva y actitud optimista a uno de los más intrincados problemas de la teología: el de la exposición de la cooperación de Dios y el hombre para la salvación, de modo que se salvaguarde por un igual la omnipotencia de la acción divina y la autonomía de la libertad y de la responsabilidad humana. O, con un planteamiento más bíblico, cómo precisar la función que desempeña la libertad humana cuando el cristiano sabe y confiesa que es la gracia de Dios “la única que justifica”.
Sobre estas cuestiones, de tan abierta actualidad, se deslizan claras, penetrantes, serenas, las reflexiones del gran teólogo del siglo XX, Karl Rahner. Pero no a modo de fórmulas científicas, sino desde la óptica de la libertad como “el acontecimiento personal y espiritual, único e irrepetible, de cada hombre en su valor definitivo delante de Dios”.
La cuestión de Dios es la fundamental de la teología. La única respuesta que satisface pasa por Jesucristo. Entonces se abre un nuevo horizonte para Dios, que aparece trinitario, comunional, convivial. Auténtico texto para el estudio «De Deo uno et trino».
ENGLISH
"The God of Jesus Christ"
There is no solution for the problem of God. Yet, God has revealed himself to us as a mystery, infinitely beyond our comprehension. God the Father reveals his salvation through the love of Jesus Christ, his Son, and the freedom of God`s Spirit.
El sentido de la muerte a la luz de la esperanza cristiana en la vida eterna. Un estudio teológico y espiritual, que responden a las cuestiones que preocupan más hoy.
El autor reflexiona desde la teología sobre la muerte del hombre, contemplándola a la luz de la Muerte y Resurrección de Jesucristo y, por tanto, iluminada por la esperanza de un futuro junto a Dios. A lo largo de estas páginas, el lector encontrará un planteamiento claro de las cuestiones que más interesan actualmente a la escatología cristiana, incluidas las relacionadas con la escatología intermedia y la implantación de la justicia en este mundo.
Esta teología del más allá presenta la más reciente problemática sobre el futuro del mundo al final de la historia y el futuro del hombre después de su propia historia personal. El detenido estudio de la doctrina y del Concilio Vaticano II sobre el tema con que se cierra el libro, y una constante atención comparativa a las posiciones de la teología protestante moderna, constituyen dos de sus notas más calientes. Al exponer cada uno de los temas según la Sagrada Escritura, el autor ha tenido especial cuidado en mostrar la lenta pedagogía con que Dios ha ido preparando su revelación hasta llegar a las afirmaciones bíblicas culminantes. A partir de ellas, se describe el progreso de reflexión de fe de la Iglesia, especialmente en el período patrístico, para poner en relación los resultados de esa reflexión con los interrogantes del pensamiento contemporáneo.
Primera edición en rústica de la obra publicada en esta misma colección (4ª ed., enero de 2001) en tela.
En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma “el papa de las homilías”, presenta el cristianismo como un “estar con Jesús”, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran “expertos en Jesús” y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une –en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica– con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de cada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.