Casi concluido el Año de la Misericordia, esta obra vuelve sobre los textos evangélicos y del NT en general en los que se corrobora la raíz evangélica de las palabras iniciales de la Bula con la que el papa Francisco convocó este Jubileo extraordinario: Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre; lo es de tal modo, que el misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Más allá de la circunstancia extraordinaria que ha representado este año de gracia para toda la Iglesia, estas páginas se ofrecen al lector como ayuda para satisfacer la necesidad permanente que tenemos los cristianos de contemplar el misterio de la misericordia.
Juan Miguel Díaz Rodelas (Arico Nuevo, Tenerife, 1950), licenciado en Teología y doctor en Ciencias Bíblicas, ha sido director de la Asociación Bíblica Española, de la revista Estudios Bíblicos, secretario del Comité Técnico para la traducción y edición de la Sagrada Biblia. Versión Oficial de la Conferencia Episcopal Española, y decano de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer. En la actualidad es miembro de la Pontificia Comisión Bíblica. Además de artículos en revistas especializadas y de divulgación, ha publicado Pablo y la ley (1994), Primera Carta a los Corintios (2003) e Introducción a la Sagrada Escritura (2004).
Este libro es una recopilación de oraciones que la Iglesia, a lo largo de la historia, ha propuesto como poderosas defensas contra el diablo y el mal, dirigidas de modo particular a Jesús, a María, al Espíritu Santo, al arcángel Gabriel y a algunos santos invocados expresamente contra Satanás, como san Benito o san Pío de Pietrelcina. Entre las oraciones hay salmos, palabras que pronuncia Jesús en los Evangelios para expulsar demonios, letanías, novenas, bendiciones y oraciones de petición por las almas del purgatorio, por la curación de los males corporales y de los males del espíritu y por la liberación del alma en la hora de la muerte. Las oraciones van precedidas de una breve presentación del Padre Amorth en la que, además de recomendar la oración constante, insiste en que los cristianos no debemos temer al demonio, sino al pecado, y que la mejor manera de combatirlo es permanecer en gracia de Dios.
Con estas páginas –que no son un comentario a la Exhortación del Papa– se busca señalar algunas de las «perspectivas» cuya luz es necesaria en el tratamiento de ciertas cuestiones que, como indica el Papa, reclaman una mayor atención.
Son tres las partes del libro.
La primera presenta las «perspectivas» que atraviesan, en cierto modo, el texto de la Exhortación.
En la segunda, se expone una consideración sobre los «puntos» o «luces» que indican el horizonte y los pasos a seguir en la respuesta que deba darse sobre las cuestiones particulares.
Por último, la tercera, reflexiona acerca del modo de proceder en algunas cuestiones que requieren una particular atención; en concreto, el acompañamiento a los matrimonios «en los primeros años de la vida matrimonial»; las que se requieren «con el paso de los años»; y las aludidas en la expresión «las situaciones llamadas irregulares».
Este libro no pretende ofrecer la teología histórica del apóstol Pablo como tal a partir del anuncio que nos ha sido transmitido, sino una teología que sea paulina, es decir, que concuerde en su contenido con el kerygma de sus cartas y que esté en relación objetiva con su teología. Pretende desarrollar, en sus rasgos esenciales, una teología basada en el anuncio de las cartas de Pablo, delimitada y motivada por él, orientada, por él.
Heinrich Schlier (Neuburg, 1900-Bonn, 1978), nacido en una familia luterana, estudió Teología en Leipzig y Marburgo, donde se doctoró. Después de enseñar exégesis en Jena y Marburgo, desde 1935 fue profesor en la Escuela Eclesiástica Superior de Wuppertal. Después de la guerra, enseña Nuevo Testamento e Historia de la Iglesia Antigua en la Facultad Teológica Evangélica de Bonn y, en 1952, pasa a la Facultad de Filosofía de la misma Universidad, donde continuó enseñando hasta 1970. El 24 de octubre de 1953 es recibido en la Iglesia católica, en una ceremonia privada celebrada en la capilla del Colegio Germano-Húngaro de Roma. El papa Pablo VI lo llamó para que formara parte de la Pontificia Comisión Bíblia. Es autor de comentarios a varias cartas paulinas (Romanos, Gálatas, Efesios, Filipenses) y de numerosas obras de teología bíblica, entre las que destacan: De la resurrección de Jesucristo (1970); Problemas exegéticos fundamentales del Nuevo Testamento (1970); El apóstol y su comunidad (1974), y La Carta a los gálatas (1975).
Traducida del original alemán (Grundzüge einer paulinischen Theologie) por José David Albeza Asencio.
Edición preparada por Julia Butiñá y Fernando Domínguez Reboiras.
Revisión del texto por Javier Vergara Ciordia.
El libro ha sido editado en colaboración con la Univesidad Nacional de Educación a Distancia.
El protagonista del Libro de maravillas es un joven, llamado Félix, a quien su padre envía por el mundo llevando como tarea maravillarse y extrañarse de lo mal que funciona su entorno vital. En su caminar Félix observa y analiza todo el universo en diez libros o secciones: (1) Dios, (2) los ángeles, (3) el firmamento, (4) los cuatro elementos, (5) las plantas, (6) los metales, (7) los animales, (8) el ser humano, y su destino final: (9) el paraíso y/o (10) el infierno. Un orden de cosas que es copia de la idea del mundo como creación divina. Descripciones de objetos y narraciones de hechos se entremezclan con ejemplos, cuentos y episodios siempre en diálogo con algún sabio que le va resolviendo a Félix todas sus dudas y perplejidades con razones, enigmas y parábolas. Su peregrinar muestra el enorme contraste entre el perfecto y bello escenario en donde Dios puso al hombre y lo que el hombre destroza y hace mal en él. Mientras en las cosas creadas todo es orden y perfección, el ser humano, con su libre albedrío, haciendo lo que no debe hacer, pone todo patas arriba perturbando el orden perfecto de la creación. El Libro de maravillas es, pues, una exhortación al recto obrar humano en el trasfondo de la perfecta y ordenada creación divina. El hombre debería comportarse como el resto de las criaturas, pero solamente el ser humano —¡oh maravilla!— es capaz de actuar en contra de ese orden. Entender que el hombre puede y tiene que seguir libremente el natural orden querido por Dios, es la base de toda moral humana que Llull pretende exponer en un bello y delicioso escenario.
Julia Butiñá Jiménez, doctora en Filología Románica (Universidad de Barcelona 1978), es correspondiente en Madrid de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1996), catedrática de Literatura Catalana Medieval (UNED 2009) y responsable de un Grupo de Investigación sobre Ramón Llull (Félix: 2007-2012). Especialista en el Humanismo, ha publicado la monografía Detrás de los orígenes del Humanismo: Ramón Llull (2006); sobre este autor también ha coordinado la antología Los mundos de Ramón Llull en las lenguas de hoy (2012), la edición bilingüe de Cuatro obras de Llull: Lo desconhort, Cant de Ramon, Liber Natalis y Phantasticus (2013), y ha traducido el Libro de la Orden de Caballería (2015).
Fernando Domínguez Reboiras (Santiago de Compostela, 1943) reside en Alemania desde 1963. Cursó estudios de filosofía, teología e historia en las universidades de Tubinga y Friburgo. Desde 1970 es miembro y colaborador científico del Raimundus-Lullus-Institut de la Albert-LudwigsUniversität de Friburgo, cuya tarea fundamental es la edición crítica de la obra latina de Ramón Llull (Raimundi Lulli opera latina). De 1979 a 2008 ha dirigido esta colección de la que ya se han publicado 40 volúmenes, siendo además autor de varios tomos de la misma y de otras publicaciones del mismo Institut. También es miembro de la comisión editora de la Nova Edició de les Obres de Ramon Llull (NEORL), edición crítica de las obras catalanas; dentro de esta colección es autor de los volúmenes I (Llibre de virtuts e de pecats) y VI (Començaments de filosofía)
Este libro está dirigido tanto a las personas que ya hayan leído como a las que no la encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común del papa Francisco, un documento imprescindible para la comprensión de la situación actual del mundo y la sociedad, y también una declaración de amor al planeta y a sus criaturas, que nos llega en el momento adecuado, y a Dios nuestro Señor, el autor de las maravillas de la creación. Esta obra pretende destacar la importancia de la encíclica en el momento actual, resaltando su actualización y rigor científico, así como la necesidad urgente de llevar a cabo las acciones que el papa Francisco expone tras el análisis que realiza y se explica en este libro. Esta obra es una invitación a la lectura y meditación de Laudato si’ ayudando con apreciaciones ecológicas y sociales que contextualizan su importancia para todos los seres humanos, independientemente de las creencias de cada uno, y para el resto de criaturas del planeta de hoy y de mañana. En la encíclica, y también en este libro que trata de explicarla científicamente, hay una llamada especial a los jóvenes, pues les puede abrir los ojos y el corazón a una transformación necesaria de la sociedad, a través de la ecología integral en la vida diaria.
Manuel Enrique Figueroa Clemente (Huelva, 1952), catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, ha sido secretario, vicedecano de Estudiantes y vicedecano de Relaciones Internacionales de la Facultad de Biología durante veintisiete años seguidos. Actualmente es director de la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla con la finalidad de generar el Plan Estratégico de Sostenibilidad. Tiene reconocidos seis Sexenios de Investigación. Responsable del grupo de investigación «Ecología, Cito-genética y Recursos Naturales» durante veinticinco años consecutivos. Tiene once Premios de Investigación, entre los que se encuentra el premio Real Maestranza de Caballería y Academia de Ciencias de Sevilla 1998, el premio San Francisco de Asís de la Academia de Medio Ambiente y Ciencias Sociales de Andalucía 2015 y el premio Andalucía de Medio Ambiente 2014 a toda una carrera. Tiene el reconocimiento a la Excelencia Docente de la Universidad de Sevilla en todas las convocatorias. Ha dirigido dieciséis tesis doctorales. Miembro en los últimos veinticinco años del Consejo Andaluz de Medio Ambiente, habiendo formado parte de numerosos órganos técnicos y de participación en el ámbito del medio ambiente regional y local. Ha participado en diferentes proyectos nacionales e internacionales relacionados con la mitigación del cambio climático mediante los sumideros naturales de dióxido de carbono. Ha escrito siete libros, publicado doscientos trabajos de investigación y dirigido setenta proyectos de investigación. Divulgador científico en televisión, radio y prensa.
Dios ha roto su silencio y en Cristo ha manifestado al hombre su designio inaudito de establecer con él una comunión de vida. En esto consiste la revelación, acontecimiento decisivo para la fe y fundamento de toda investigación teológica.
Esta obra quiere ser una contribución a la dogmática de la revelación. Busca la inteligencia de la fe apoyándose en la Escritura y en la tradición, en la predicación y en la liturgia de la Iglesia. Responde además a las in- quietudes de nuestra época, que desea devolver a la palabra de Dios el puesto de honor que le corresponde, tanto en la fe del creyente concreto, como en la cumunidad cristiana.
René Latourelle (Montreal 1918), miembro de la Compañía de Jesús, es doctor en historia y en teología, y ha ejercido como profesor de esta materia en la Universidad Gregoriana de Roma. Autor de numerosos libros, su investigación se ha centrado en el campo de la teología fundamental.
El cristiano se sabe contemplado en todo momento por Dios, por los ángeles y los santos. Este sentimiento acompañó a Newman durante su vida, y es patente en los nueve sermones que se ofrecen en este breve libro. El autor estimula a sus oyentes a una vida de creciente intimidad con Dios, como base de toda renovación religiosa. Newman es un intelectual que añora la piedad sencilla de quien se preocupa, más que de saber muchas cosas, de amar a Dios con sencillez.
John Henry Newman. Nació en Londres en 1801. En Oxford llegó a ser preceptor del Oriel College y rector de Santa María, la capilla universitaria. Fue uno de los líderes del Movimiento de Oxford. Sus convicciones le acercaron progresivamente a la Iglesia católica, a la que se adhirió en 1845. Se ordenó sacerdote y fundó la congregación de los Oratorianos de San Felipe Neri en Inglaterra. En 1879 León XIII le hizo cardenal. Murió en Birmingham en 1890. Gracias a su capacidad para anticiparse a cuestiones teológicas todavía actuales, ha gozado de gran influencia en la Iglesia católica, y se le considera un precursor del Concilio Vaticano II. Fue beatificado por Benedicto XVI en septiembre de 2010.
Como toda crisis, la actual «nos obliga a volver a plantearnos preguntas y nos exige nuevas o viejas respuestas, pero, en cualquier caso, juicios directos, no preestablecidos» (Hannah Arendt). Es, por tanto, una invitación a abrirnos a los demás y, para los cristianos, una ocasión para verificar la capacidad de la fe para dar respuesta a los nuevos desafíos y mantener un diálogo a campo abierto en el espacio público.
Julián Carrón, responsable actual de Comunión y Liberación, una de las realidades eclesiales más relevantes de las últimas décadas, reflexiona sobre nuestra actual situación de «cambio de época». En este libro nos plantea de qué modo la propuesta cristiana puede ser atrayente para el hombre de hoy y contribuir a la construcción de espacios de libertad y convivencia en nuestra sociedad plural.
El acceso a la verdad sólo es posible a través de la libertad. La historia es el espacio del diálogo en libertad, «lo cual no quiere decir que sea un espacio vacío, desierto de propuestas de vida. Porque de la nada no se vive. Nadie puede mantenerse en pie, tener una relación constructiva con la realidad, sin algo por lo que valga la pena vivir, sin una hipótesis de significado».
Centrando la mirada en Cristo, las enseñanzas de Benedicto XVI desarrollan la íntima conexión que existe entre las tres virtudes teologales y la Verdad Encarnada, el Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, no nos es posible creer en Jesucristo, amarlo y esperar en Él, si no conocemos su verdadero rostro, que se revela al intelecto humano iluminado por la fe. Este hecho pone en evidencia que el hombre necesita su natural capacidad de conocer la verdad para poder descubrir el rostro de Cristo. Si se disocia de la razón, la fe cristiana pierde credibilidad y se convierte en una opción existencial arbitraria, pues resulta imposible argumentar racionalmente sobre ella. Por otra parte, las relaciones sociales y políticas se deshumanizan si se expulsa de la vida pública a las razones de la fe, porque una cultura que cierra sus puertas a Dios deja también afuera al hombre. Podremos alejar estos peligros sólo si la razón y la fe se reencuentran de un modo nuevo. Sin embargo, antes tenemos que recuperar la fe en la razón, es decir, nuestra confianza en su capacidad de conocer la verdad en toda su amplitud.