
Los estudios sobre el cristianismo primitivo se han centrado habitualmente en temas dog-máticos y teológicos, olvidando en gran me-dida cuestiones tan fundamentales como la vida cotidiana de los creyentes y su relación con el mundo que los rodeaba. Esta obra ayuda a comprender uno de los aspectos más des-conocidos de nuestros orígenes, la función que jugaron los pobres dentro de la comunidad cristiana. Para ello se centra en el estudio de cuatro homilías de uno de los personajes claves sobre esta temática en la Antigüedad cristiana, Basilio de Cesarea, empleando un método poco utilizado hasta ahora en la Patrística, aunque muy conocido en los estudios bíblicos, el socio-antropológico.
FERNANDO RIVAS REBAQUE, profesor de Historia Antigua de la Iglesia y Patrología en la Facultad de Teología de la Univ. Ponti-ficia Comillas y sacerdote de la diócesis de Getafe, lleva a cabo su trabajo de investigación sobre el papel de la mujer, la familia y la economía en los orígenes cristianos, temas sobre los que ha publicado numerosos escritos.
En los capítulos 12-50 del Génesis se narra la historia de los patriarcas Abrahán, Isaac, Jacob y José. Para explicar el significado espiritual de los relatos patriarcales, los Santos Padres acudieron a las cartas de Pablo, a los discursos de Pedro y Esteban en los Hechos de los Apóstoles y al autor de la Carta a los Hebreos. Ellos fueron sus principales maestros, aunque se puedan encontrar en el Nuevo Testamento otras alusiones a la historia de los patriarcas. La escuela de Alejandría, en particular, siguió el uso alegórico de Pablo acerca de la historia de Sara y Agar en la interpretación de los relatos del Génesis. Por su parte, la escuela de Antioquía evitó la interpretación alegórica pero se propuso encontrar aplicaciones morales en los primitivos relatos. Para todos ellos aquellos acontecimientos indicaban las promesas de los tiempos futuros, la nueva era revelada en la resurrección de Jesús.
Entre los principales comentaristas de lengua griega incluidos en este volumen se encuentran Orígenes, Dídimo el Ciego, Juan Crisóstomo y Cirilo de Alejandría. En cuanto a los de lengua latina, podemos citar a Ambrosio de Milán, Agustín de Hipona, Cesáreo de Arlés y Beda el Venerable. Efrén Sirio es el autor más citado de lengua siríaca, mientras que la Catena sobre el Génesis, del siglo V, nos proporciona textos de Eusebio de Cesarea, Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, Epifanio de Salamina, Ireneo de Lión, Eusebio de Emesa, Severiano de Gábala y Teodoro de Mopsuestia entre otros. 
Con una gran diversidad en cuanto a matices y modos de expresarse, los Padres citados nos proporcionan una gran riqueza de antigua sabiduría. Estos textos, muchos de los cuales se traducen por primera vez al castellano, podrán ser estímulo para la mente y alimento para el alma de la Iglesia actual.
Los escritos de los Padres constituyen un filón valiosísimo para un conocimiento más profundo de los tópicos marianos clásicos, ya que nos traen la figura de la Virgen tal como la contempló la Iglesia primitiva. En la presente antología, se han seleccionado los textos patrísticos más relevantes para una lectura meditativa, así como para un conocimiento más íntimo de la Virgen María desde el misterio de Jesucristo y su proyección hacia toda la Cristiandad.
La abundancia de textos patrísticos sobre el Bautismo es asombrosa. El legado escrito de los Padres de los tres primeros siglos del Cristianismo podría llenar, por sí solo, más de un grueso volumen. Aquí, encontrará el lector una selección de textos escogida para profundizar el conocimiento acerca de este sacramento fundamental en la vida cristiana.
Esta selección de textos patrísticos tiene por objeto primordial la comprensión auténtica sobre el tiempo de Cuaresma y su fundamento teológico, tal como los antiguos lo concibieran y trasmitieran por generaciones a partir del ejemplo misterioso de Jesucristo. Los escritos de los primeros Padres expresan de modo insuperable el sentido de la santa cuarentena, días especialmente señalados como misterio de restauración humana y que preceden a la celebración anual de la Pascua de Resurrección, fiesta de participación mística, redentora de toda la humanidad.
Desde su teología pastoral, los Padres de la Iglesia nos legan el verdadero significado para aquellos a los que en el texto griego de San Mateo, Cristo nombrará como los bienaventurados, los pobres de espíritu, los dichosos, en referencia a una categoría de hombres -humildes, desapegados de valores pecuniarios- cuya pobreza se sitúa en un nivel más allá de lo meramente económico. La presente selección de textos patrísticos alude también a la pobreza material, en clara advertencia acerca de la atención hacia los pobres. Más aún, no sólo clamando piedad sino como ejercicio de concreta justicia. Como Jesucristo, Maestro del amor, el primero de los pobres y modelo de todos.
Si nos preguntáramos acerca de lo que se celebra en Navidad, sin duda nos responderíamos que lo sabemos muy bien; pero sin tratáramos de explicarnos el significado trascendente de aquella celebración, tal vez hoy no nos resultaría tan fácil interpretarlo. Éste es justamente el objeto primordial de los textos aquí reunidos: esclarecer el núcleo significante de la conmemoración del nacimiento de Cristo, tal como los antiguos lo contemplaran y trasmitieran por generaciones hasta nuestros días. Aquí, los comentarios selectos de los Padres de la Iglesia nos compenetran hacia las profundidades en una búsqueda decisiva: el conocimiento de uno de los grandes misterios ocultos y fundacionales de la Cristiandad.
En la época patrística podemos observar una constante de unidad como cualidad intrínseca, esencial. Vemos como los Padres de la Iglesia la fundamentan a través de múltiples referencias bíblicas, y reflexionan acerca de las diversas circunstancias en que urge construirla. Y es que la unidad como concepto es inherente a la unión sobrenatural y terrena de los hombres con el mismo Cuerpo espiritual de Cristo; y en su calidad de Cristo continuado, la Iglesia aspira a reproducir y representar la más alta unidad de lo divino con lo humano.
En la selección que presentamos, los Padres de la Iglesia nos traen su pensamiento acerca de estos temas hoy también vigentes: el origen trascendente de la autoridad, el derecho natural del Estado, la monarquía de carácter divino, la libertad religiosa, la incompatibilidad del Cristianismo con las doctrinas totalitarias, así como el sentido cristiano de la idea de patria.
En esta antología patrística sobre la oración, aparecen nítidamente las cuestiones que recorren los Padres en sus obras. San Pablo, en la Carta a los Tesalonicenses, dice "orad sin cesar". Y este enunciado opera como paradigma desde el cual los Padres de la Iglesia desvelan su fundamento teológico: la trasmisión de saberes y conocimiento; la solución de las dificultadas; la disposición interna, anímica y física. Como algo particular, esta selección transcribe íntegro el destacado "Tratado sobre la Oración", de Evagrio el Póntico.
La conversión es misión y vocación de todo buscador de la verdad: el reconocimiento del pecado arraigado y el volverse a Dios. La profundidad teológica y antropológica con que los Padres de la Iglesia iluminan este proceso, torna sus textos de la máxima veracidad interna para la vida espiritual. La presente antología de los textos más significativos constituye una genuina teológía de la conversión.
San Ireneo, al final de sus días, dedica esta obra, la Demostración Apostólica o Epideixis, a un amigo suyo que le demanda la exposición del auténtico cristianismo. 
El Obispo de Lión, iglesia de mártires, cumple los deseos del amigo y pone por escrito, haciendo gala de finura y cercanía humanas poco comunes, lo que conservó en su memoria como verdades fundamentales del ser cristiano y de la predicación recibida. 
Es una especie de promemoria en la que presenta, con sencillez y profundidad, la historia de la salvación: desde la Creación hasta la manifestación de Dios en carne humana, desde la plasmación del hombre como obra de Sus manos, y el destino final al que esta llamado, hasta la aparición de la Iglesia. 
Con razón la Demostración Apostólica de san Ireneo, el principal representante de la teología asiática, puede ser tenida como el más antiguo Catecismo de adultos.
  
