Misericordia y verdad
«Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y de entre ellos yo soy el primero. Y si Dios me concedió misericordia, fue para que Cristo Jesús manifestase primeramente en mí toda su paciencia y sirviese de ejemplo a quienes habían de creer en él para conseguir vida eterna» (1 Tim 1,15-16). «Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz» (Jn 18,37). Estas dos afirmaciones describen la situación de todo hombre que se encuentra con Cristo y se adhiere a él por la fe: inmediatamente se reconoce como un pecador alcanzado por la misericordia infinita de aquel que es la Verdad (Jn 14,6). Este libro se enmarca entre estas dos afirmaciones, sin sostener ninguna tesis particular, por lo que puede ser leído en el orden que cada uno quiera; su única pretensión es contemplar y saborear la belleza de este abrazo entre la misericordia y la verdad que es Cristo.
Scott Hahn analiza tanto las Escrituras como la enseñanza católica y nos recuerda que nuestros cuerpos han sido hechos por un Dios que nos ama.
Los católicos creen en la resurrección del cuerpo, y así lo profesan en el credo. Aprenden que enterrar a los muertos y rezar por ellos es una obra de misericordia. Los honran en su Liturgia mediante el Rito de la sepultura. Hacen todo esto, y más, porque cuando Jesucristo se encarnó, también otorgó una gran dignidad al cuerpo.
La promesa de la resurrección corporal pone de relieve la necesidad de un cuidado digno de nuestros cuerpos en la hora de la muerte. Scott Hahn analiza tanto las Escrituras como la enseñanza católica y nos recuerda que nuestros cuerpos han sido hechos por un Dios que nos ama. Incluso en la muerte, esos cuerpos señalan el misterio de nuestra salvación.
Sobre Scott Hahn (Escritor)
Scott W. Hahn es profesor de Teología y Sagrada Escritura en la Franciscan University of Steubenville (Ohio). Está casado y es padre de seis hijos. Actualmente vive en Steubenville. Ha sido nombrado por el papa Benedicto XVI catedrático de Teología Bíblica y Proclamación Litúrgic
En la Iglesia, la fiesta es el centro de la liturgia. Sus referencias evangélicas son numerosas, y ayudan a entender que la verdadera vida cristiana es festiva y alegre.
Dios mandó solemnemente que santificáramos las fiestas. En los Evangelios son numerosas las referencias a banquetes y celebraciones, también en las parábolas. En la Iglesia, la fiesta es el centro de la liturgia. Sin embargo, el cristiano corre el riesgo de ver solo un futuro sombrío, de impacientarse con sus defectos, o de ver a Dios como un ser estricto y distante. Envidia entonces la felicidad de quienes carecen de fe y parecen gozar con su estilo de vida. La verdadera vida cristiana es una fiesta llena de alegría.
Y su itinerario, como muestra el autor, tiene tres etapas: prepararse, vivir la fiesta y salir enriquecido de ella, con la alegría de los hijos de Dios.
Santa Teresa de Calcuta es conocida por su amor y trabajo «entre los más pobres de los pobres». Pero ¿cuál era su motivación más profunda? ¿Qué la llevo a vivir una vida de total radicalidad?
Tengo sed responde a estos interrogantes y nos ofrece la oportunidad de pasar unos minutos cada día con la Madre Teresa y con su sed de Dios. Nos permite también participar de su espiritualidad y crecer en nuestra intimidad con Dios.
Joseph Langford, MC (1951-2010) cofundó, con la Madre Teresa, los Padres Misioneros de la Caridad en 1984 y es el autor de El fuego secreto de la Madre Téresa: el encuentro que cambió su vida. Las meditaciones reunidas en Tengo sed son el texto de sus notas inéditas para los retiros sobre la espiritualidad de la Madre Teresa que regularmente dio tanto a las Misioneras de la Caridad como a muchos otros grupos.
¿Con qué rimaba mi temeridad de entonces para osar una continuación del Don Juan de Molière y del Don Giovanni de Mozart? ¿Cuáles eran mis motivaciones para lanzarme a una obra resueltamente clásica, no solo por su lenguaje, demasiado rico o demasiado demostrativo, sino también por su respeto de las tres unidades de lugar, de tiempo, y de acción? Ya no lo sé muy bien. Me acuerdo de que había leído otras continuaciones: el Saint Don Juan de Delteil me había encantado; el Miguel Mañara de Milosz me había decepcionado; la novela de Mérimé, Las Almas del Purgatorio me había abierto nuevas perspectivas. Creí que todavía había espacio para intentar algo, en el que la conversión no fuese el fin de la comedia, sino el comienzo de lo trágico. Del post-scriptum de Fabrice Hadjadj Año 1600. El Oro del Siglo comienza a ennegrecer. En una noche en que la Media Luna brilla por encima de las cruces de nuestras iglesias, cual presagio del fin de la cristiandad triunfante de los Austrias, amenazada gravemente por su desmoronamiento interno desde la crisis protestante y por la amenaza turca, se reúnen casualmente en Salamanca, en el claustro de un convento carmelita, los seis protagonistas de la obra. La conversión de Don Juan de Mañara, el burlador de Sevilla, su ingreso en los carmelitas descalzos y la dignidad sacerdotal recibida no deja indiferente a ninguno de ellos, quienes le creían muerto desde hacía una década. ¿Será esta conversión un siniestro augurio del paso de una cristiandad triunfante a un cristianismo místico? ¿Será verdadera esta conversión, o una nueva estrategia del mujeriego para atrapar nuevas presas? Y si fuese sincera ¿aguantaría las tentaciones de una de sus antiguas víctimas que busca revancha?
La llamada universal a la santidad que brota de labios de Jesús, «sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48); y que recupera el Concilio Vaticano II, «todos los fieles cristianos […] son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre» (LG 11), se ha convertido en este tiempo en una misión urgente para la Iglesia y para cada cristiano.
La santidad es la meta común de la vida cristiana, pero cada vida cristiana tiene su camino para alcanzarla. Ese camino personal está trazado por Dios desde antes de la creación del mundo, y se hace patente en la vocación, una llamada personal, concreta, que cada uno recibe a su tiempo y según su modo.
No obstante, aunque Dios llama como quiere y cuando quiere, la historia de la Iglesia ha ido visibilizando seis rutas comunes hacia la santidad: la de los fieles laicos, que da comienzo en el bautismo; la del matrimonio; la del sacerdocio, al servicio de las anteriores; la de la vida consagrada, que tiene también formas muy diversas, como la vida religiosa o el orden de las vírgenes. A cada una de ellas dedica el cardenal Fernando Sebastián unas páginas de este libro, para mostrar su belleza y su grandeza, sus límites y dificultades, sus retos y posibilidades. En cada vocación hay, pues, una misión para el cristiano, un camino seguro por el que alcanzar, al fin, la santidad.
El ser humano es libre, a pesar de las posibles circunstancias adversas, y tiene el derecho y el deber de ejercitar esa libertad en un mundo sutilmente tiranizante. La autora nos ofrece un canto a la esperanza.
Conocer a Jesucristo, hacerlo conocer y llevarlo a todas partes. Esto conforma nuestra identidad de cristianos. Un conocimiento que nos lleva al amor. Y un amor que, con su gracia, nos conduce a imitarlo. El cristiano que procura seguir de cerca los pasos de Jesús se convierte a los ojos de sus contemporáneos en una persona atractiva, porque sabe querer, y así hace conocer a Cristo.
Nuestra misión es llenar el mundo de esperanza, hacer felices a los demás y contribuir a que el mundo sea mejor. Los cristianos no hacemos apostolado, sino que somos apóstoles, porque buscamos en todo lo que hacemos y somos que nuestros coetáneos conozcan a Jesucristo y tengan amistad con Él.
A través de estas páginas descubriremos, como dice Mariano Fazio en el prólogo, la fantástica aventura de ser instrumentos en las manos de Dios para abrir a nuestros contemporáneos horizontes de amor, de belleza y de verdad.
Jaime Sanz Santacruz. Sacerdote. Doctor en Derecho, con 25 años de experiencia en centros de enseñanza y escuelas deportivas en Madrid y Barcelona.
Actualmente es capellán de la Sede de Posgrado de la Universidad de Navarra en el Campus de Madrid y colabora en la parroquia de San Manuel González, de San Sebastián de los Reyes (Madrid).
Autor de Reilusiónate. Claves para recuperar el sentido de tu llamada (PALABRA, 2021) y Aprender a querer. No endurezcáis vuestro corazón (PALABRA, 2022).