Como apunta Fernando Savater en el prólogo a esta edición, los escritores más notables de una época pasan al morir por un purgatorio de duración variable tras el cual se instalan para siempre en la gloria de los elegidos o en el infierno del olvido. A Miguel de Unamuno sin duda le ha correspondido la gloria y Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, publicada en 1913, es la obra en que su voz inconfundible resuena con mayor intensidad y hondura.
Publicada en 1902, Amor y pedagogía supone dentro del contexto de la obra de Miguel de Unamuno el abandono de las técnicas y procedimientos utilizados cinco años antes en "Paz en la guerra", su primera novela, para adoptar conceptos estéticos nuevos. Como observa Julia Barella en su introducción a este volumen, en este relato satírico de un experimento fallido, lo que busca Unamuno es "la salvación personal, liberarse, como hombre de creencias exclusivamente racionalizadoras y dogmáticas, de doctrinas intelectuales que sólo intentan ordenar y clasificar el mundo, para huir de la sensación de vacío y de la proximidad de la nada.
Jean-Jacques Rousseau puso en Las confesiones los cimientos de la moderna autobiografía. Las confesiones van más allá de unas simples memorias al convertir Rousseau al lector en «juez» de los hechos de su vida. Expone su testimonio sobre los elementos biográficos de un hombre que quiere desnudar su alma y su existencia hasta tal punto que está seguro de que no tendrá nunca imitadores. En Las confesiones, Rousseau vive y revive su etapa de ilusiones infantiles y su adolescencia ambulante, en la que el amor de una mujer enciende en el joven un fuego cuyo rescoldo alienta todavía en la vejez, como queda reflejado en Las ensoñaciones del paseante solitario, obra también publicada en Alianza Editorial. Sin embargo, no es el registro intimista o sentimental el único que tiene cabida en esta amenísima obra. Empleando como trama la lucha que sostuvo contra el destino, al aceptar las acusaciones vertidas contra su ser por considerarlas otras tantas virtudes que habían de conducirle a la gloria y volverse contra sus acusadores, Las confesiones constituye un vívido retrato de una sociedad que no sólo abrumó al niño inocente de la primera parte, sino que siguió haciendo lo propio con el hombre maduro de la segunda. Un hombre que fue perseguido de forma infatigable por todos, incluidos sus propios amigos de juventud, como Diderot, Grimm o Voltaire, que no ahorraron encarnizamientos contra su persona.
Anticipada su línea argumental en un curso pronunciado en el Instituto de España, esta obra de JULIÁN MARÍAS sobre LA FELICIDAD HUMANA –singularizada «porque un libro tiene diferentes exigencias e incluso la frase escrita tiene que ser distinta de la frase hablada»– tiene en común con las conferencias la inspiración en un mismo proyecto: la exploración completa de una cuestión relacionada con la vida humana para cuya realización no bastaba con acopiar los recursos adecuados a otros tipos de estudios sino que requería también «poner en juego la imaginación, recorrer las implicaciones del problema, llegar a sus últimos confines, ver hasta dónde llegaba la felicidad». A lo largo de treinta capítulos ese programa de investigación va desvelando y enriqueciendo la idea de que la felicidad es una empresa humana.
La pregunta por la naturaleza de la historia parece albergar en su interior dos preguntas complementarias: ¿de qué está hecha la historia? y ¿cómo conocerla? El variable protagonismo de una u otra, o su difícil equilibrio, definen en cierto modo la deriva de esta disciplina habitualmente denominada Filosofía de la historia. Mientras en algunas épocas la aspiración de fundar una ciencia específica ha dominado el discurso metahistórico, en otras la reflexión se ha dedicado sobre todo a intentar legitimar la existencia de unos (u otros) determinados constituyentes últimos de lo histórico-social. En este libro, además de llevarse a cabo una reconstrucción del desarrollo de esta problemática, se esboza una propuesta acerca del sentido que cabe atribuirle a este ámbito teórico de hoy, cuando la posibilidad misma de la historia se halla puesta en cuestión.
INTELIGENCIA Y LOGOS es el segundo volumen de la trilogía que sobre el tema general de LA INTELECCION HUMANA publica el filósofo XAVIER ZUBIRI (San Sebastián, 1898). Este volumen es continuación del primero (INTELIGENCIA SENTIENTE) y se completa con el tercero y último, INTELIGENCIA Y RAZÓN. La obra completa analiza, entre otros muchos, los temas y problemas fundamentales de la disciplina filosófica conocida con los nombres de Teoría del conocimiento, Epistemología y Crítica, replanteando en una dimensión hasta ahora inédita cuestiones tales como las de la intelección, el juicio, el conocimiento, la razón, el saber, la comprensión, la verdad, la ciencia, etc. No hay duda de que el enfoque que Zubiri da a estas cuestiones es profundamente original. Desde los tiempos de Parménides la filosofía ha solido resolver el problema de las relaciones entre la inteligencia y la realidad en el punto que constituye el tema central de este volumen, el «logos», cuya expresión más clásica es el «juicio». Zubiri se opone frontalmente a esta tradición, que según él conduce a un logicismo formalista que desvirtúa el papel de la inteligencia e impide el acceso a la realidad. Afirmar que el logos es la estructura fundamental de la intelección supone logificar la inteligencia, es decir, hacer de ella una facultad puramente formal y conceptiva. El resultado de esto es el conceptismo y el idealismo, los males seculares de la filosofía. Frente a esto, Zubiri afirma la preeminencia de la intelección sobre el logos. La inteligencia, como quedó expuesto en el volumen anterior, meramente actualiza las cosas en tanto que «reales». El logos es un modo ulterior de la intelección que permite expresar lo que esas cosas reales son «en realidad». El desarrollo de esta idea central constituye el argumento del presente libro.
Esta nueva edición de Sobre la esencia incorpora como principal novedad un apéndice con las anotaciones de Xavier Zubiri a su propio ejemplar de la primera edición (1962), conservado en su biblioteca personal. Se trata de indicaciones de Zubiri en el mismo texto y de fichas manuscritas, añadidas al libro, en las que Zubiri iba matizando, corrigiendo e interpretando su propio pensamiento. Estas anotaciones hacen ahora posible entrever el modo en que la reflexión filosófica posterior de Zubiri, que culminaría en la trilogía sobre la Inteligencia sentiente (1980-1983), hubiera podido afectar a algunos de los contenidos de Sobre la esencia.
Sobre el orador (completado en el 55 a.C.) es el más valorado de los tratados que Cicerón dedicó a la materia de la oratoria, de la que describe los principios generales para instrucción de los jóvenes que vayan a desempeñar cargos públicos en el estado. Está estructurado en varios diálogos, situados en la villa que Craso poseía en Túsculo y en los que los principales participantes son Craso, Marco Antonio, Q. Mucio Escévola el Augur (gran abogado como Cicerón), el cónsul Q. Cátulo y el orador C. Julio César Estrabón.
Craso sostiene que el orador debe poseer un amplio conocimiento de las ciencias, de la filosofía y, sobre todo, del derecho civil (un ideal ambicioso que sin duda expresa el criterio de Cicerón); Antonio, menos exigente en sus demandas y según un planteamiento utilitarista, se contenta con que sea capaz de agradar y convencer, sin que por ello precise de grandes conocimientos, y se extiende sobre los métodos para persuadir a los jueces (aunque al día siguiente reconoce que sólo ha contradicho a Craso por el gusto de discutir) ; César trata del ingenio y el humor, que le habían dado gran fama, con un repertorio de chistes que refleja los gustos y la mentalidad de los romanos, y una clasificación de recursos humorísticos en setenta y cinco capítulos (216-90); Craso, por último, se ocupa de los estilos y las figuras de dicción (de especial interés es el tratamiento de la metáfora): se advierte en estos razonamientos que Cicerón valoraba el lenguaje en relación con la poesía. En conjunto, se concluye que el perfecto orador ha de ser un «hombre íntegro» formado en una educación liberal sin precedentes.
Como afirma el autor, la mentalidad clasificatoria de Occidente se preguntará dónde inscribir este libro, una vez descartada la posibilidad de colocarle la etiqueta de moderno, y aun la de post moderno. Cediendo a este afán clasificatorio, podría decirse que se trata de una aproximación intercultural y pluralista a un fenómeno humano, un acercamiento que procura plantear el problema de la experiencia mística con el mínimo de presupuestos del lenguaje desde el cual se habla.
En palabras del autor, este libro, cuya gestación remota ha durado decenios, aspira a volver a integrar la mística en el mismo ser del hombre. La mística no es una especialización, sino una dimensión antropológica Todo hombres es místico, aunque sea en potencia.
Raimon Panikkar (Barcelona, 1918) es, sin duda, uno de los representantes más destacados del pensamiento intercultural e interdisciplinario y, como tal, su obra ha bebido de las fuentes de la cultura india y la europea, la hindú y la cristiana, la científica y humanista. Doctorado en filosofí­a, quí­mica y teologí­a, ordenado sacerdote en 1946, ha ejercido la docencia en algunas de las universidades más destacadas de América, Europa y la India. Es presidente del Center for Crosscultural Religious Studies, de la fundación Vivarium y de la Sociedad Española de las Religiones. Panikkar ha escrito más de cuarenta libros y alrededor de mil attículos acerca de las religiones comparadas, indología, filosofía de la ciencia y metafísica.
Este libro se puede considerar como novedad ya que es una nueva traducción de la última y definitiva edición revisada y corregida de este clásico de la antropología.
¿Qué es el hombre?, ¿quién soy yo?, ¿cuál es el sentido de la existencia humana? Estos son algunos de los interrogantes que buscan respuesta en la antropología filosófica. En todas las épocas y niveles culturales, bajo formas y desde perspectivas distintas, han acompañado al hombre en su caminar. Hoy se plantea con mayor urgencia a todo el que quiere vivir su existencia de un modo auténticamente humano.
La presente antropología filosófica representa una forma concreta de leer e interpretar la existencia humana. A diferencia de otras ciencias sociales que estudian el comportamiento, la historia, la biología… de los seres humanos, aquí es el significado del hombre, su sentido lo que ocupa el lugar central.
Y aunque no pretende ser un tratado completo y definido de antropología, busca al menos mostrar aquellos rasgos esenciales que permitan dibujar la problemática y la imagen básica del hombre de todos los tiempos.