El autor presenta la vida espiritual como algo positivo, bello y atrayente, una asociación de amor entre Dios y el hombre, y propone medios para alcanzar una intimidad fructífera.
Este libro acerca a los lectores a la vida y la espiritualidad del Santo Cura de Ars, en un momento en que la Iglesia celebra su 150 Aniversario mediante un año sacerdotal, y Benedicto XVI lo proclama patrono de todos los sacerdotes.
La sencillez de corazón de San Juan María Vianney, su generosidad de alma, su libertad de espíritu y su entrega en lo cotidiano pudo iluminar a innumerables almas que acudían a confesarse con él, y su predicación fue fermento para muchedumbres. Sin ocuparse más que de su pobre aldea, logró que su voz de apóstol resonara en todo el mundo.
Jean de Fabrègues, intelectual, profesor y publicista francés, encontró en el Cura de Ars una respuesta de fondo católico a los interrogantes de toda vida humana. Por eso escribió esta biografía.
Con el encanto y la maestría que le son propios, fray Luis narra los principales momentos de la vida de Jesucristo, acompañados por unas breves consideraciones para mover a la compasión, al amor y al agradecimiento.
El autor reflexiona sobre un auténtico concepto de la alegría y muestra el camino para alcanzarla. La verdadera alegría es de naturaleza espiritual, y es uno de los principales deberes del cristiano.
El «Hecho Extraordinario» es un documento autobiográfico de excepcional interés. Se trata de una carta que Manuel García Morente dirigió, en septiembre de 1940, al doctor José María García Lahiguera, y que se hizo pública después de la muerte del autor. Describe una experiencia personal que cambió el rumbo de su vida.
Con palabras perfectamente comprensibles, los cuatro escritos de García Morente que aquí aparecen agrupados por primera vez, hablan, desde diversas perspectivas, de un mismo asunto: las relaciones entre la razón y la fe.
El lector va a encontrar en este libro unas ideas tan inteligibles y diáfanas como equilibradas y profundas. Es el pensamiento de un filósofo que recobra la fe en uno de los momentos de más plena madurez de su razón.
Manuel García Morente es una de las figuras más destacadas de la vida intelectual de la primera mitad del siglo XX. Nacido en 1886 en Arjonilla (Jaén), fue publicista, traductor de destacadas obras del pensamiento europeo, filósofo de cuño original y extraordinario profesor. Gracias a su magisterio oral y escrito, se iniciaron en la Filosofía multitud de promociones universitarias españolas.
En 1912 obtiene la cátedra de Ética de la Universidad de Madrid. Es nombrado Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1931, y se convierte en el artífice de la nueva facultad en los terrenos de la Ciudad Universitaria. Durante estos años cristalizan las producciones más originales de su mente.
Lo que se ha de creer (El Símbolo de los Apóstoles), lo que se ha de desear (el Padrenuestro y el Avemaría), y lo que se ha de poner en práctica (Los Mandamientos).
Aborda con valentía y un fino sentido del humor las principales inquietudes espirituales del hombre actual.
Este excelente libro de espiritualidad es una gran ayuda para todos los cristianos que quieran crecer en vida interior, dar vigor y profundidad a su fe, y tener una relación más íntima y amorosa con el Señor.
Los comentarios y meditaciones ascéticas que lo componen abordan aspectos básicos de la vida cristiana, y, según expresa el propio autor - " Lo que estaba escribiendo lo tomé prestado"-, su mensaje está inspirado en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer:
"¡Cuántas veces he pedido al Señor que fuera vida de mi vida, para que aprendiera a santificar todas mis ocupaciones! Eso pido ahora también para todos los lectores de estas meditaciones."
Salvador Canals nació en Valencia en 1920. En 1942 se doctoró en Derecho por la Universidad de Madrid, trasladándose ese mismo año a Italia para estudiar Derecho Canónico.
En 1948 recibió la ordenación sacerdotal. Desde entonces, y hasta el día de su fallecimiento, ejerció con celo ejemplar su ministerio. Desempeñó importantes encargos en los Dicasterios de la Santa Sede, entre ellos el de consultor de la Congregación del Clero y de la Pontificia Comisión de Comunicaciones Sociales.
Fue Auditor del Tribunal de la Sacra Romana Rota, nombrado por el Beato Juan XXIII.
Además de Ascética meditada escribió varias obras de carácter jurídico y otras relacionadas con el campo cinematográfico.
La vida interior no crece si se basa sólo en el propio perfeccionamiento. La ascética cristiana descansa sobre un principio divino: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas".
El autor expone, en un estilo asequible y cálido, los diversos aspectos de un tema hermoso y fundamental de la doctrina cristiana: la filiación divina. Parte del concepto de filiación para desembocar en la exigencia del cumplimiento heroico de la voluntad de Dios, que presupone una confianza ilimitada en su sabiduría y bondad. El hijo no duda de su padre en ningún momento. Y a los hijos de Dios les ocurre igual: sienten la benéfica proximidad del Padre; les basta saber que está con ellos.
La confianza en el Señor requiere abandonar en sus manos los proyectos y deseos, pues los hijos de Dios saben muy bien que Él es infinitamente santo y justo, bueno y sabio.
Joseph Lucas nació en diciembre de 1875 en Denzer (Alemania), y murió el 20 de marzo de 1949, en Limburg, después de una larga enfermedad.
Entre 1901 y 1915 se consagró a la formación de las nuevas generaciones de religiosos, y durante la Guerra Europea fue director espiritual del Hospital Militar de Coblenza. Después, por poco tiempo, como misionero popular predicó desde el púlpito a miles de personas.
Dirigió varias revistas y fue autor de muchos libros religiosos, cuyas altas tiradas muestran que había acertado en el tono que llega a los corazones. Sus libros son fruto de su amoroso conocimiento del alma humana en su búsqueda de Dios y del bien: de sus derrotas y privaciones, de las victorias y las esperanzas de esa alma.