¿Cómo educar el cuerpo, incluyendo los deseos y afectos? ¿Tiene el cuerpo (y tienen los afectos) un lenguaje, y es posible enseñarlo y aprenderlo? ¿Qué puede significar una “educación del cuerpo”? ¿No es el cuerpo algo natural, que nos es dado, que marcha por sí solo? La educación, ¿no se refiere propiamente solo a la mente o, acaso, al espíritu? A partir del legado de san Juan Pablo II, este libro busca dar respuesta a estos interrogantes, claves para una pedagogía que no quiera limitarse a “amueblar la cabeza” de los alumnos, sino que busque una integración del mundo afectivo. “Prometer: se debe, pero ¿se puede?”. En la segunda parte de este libro, se plantea el gran tema de la promesa en el mundo de la educación. ¿Es la promesa un concepto pretérito? ¿No deberíamos decir: “Sí, prometer era algo hermoso, que en un tiempo se hacía, pero que hoy ya, en nuestra sociedad posmoderna, no es sensato ni posible”? ¿Cómo enfocar una pedagogía que enseñe a dar la palabra? De nuevo, estos interrogantes constituyen el punto de partida para una reflexión sobre el hecho educativo, su problemática actual y las vías que se nos ofrecen para renovar la esperanza de tantos padres y maestros.
Un preclaro teólogo, como el P. Jean Galot, nos ayuda en este libro a considerar los problemas más fundamentales del sacerdocio a la luz de Cristo, que es su modelo y su fuente. Por esta vía penetramos en el misterio del sacerdote para determinar en qué consiste ese misterio que excede a lo humano y que es la nota distintiva de la condición sacerdotal. Estamos ante una “teología del sacerdocio”. Desde ella se aclaran algunas cuestiones de actualidad, como el sacerdocio femenino o el tema del celibato, que han estado últimamente en el candelero mediático. El sacerdote es ante todo un “hombre de Dios”, no un representante del pueblo ni un cabecilla político. A la luz de Cristo, único sacerdote, se abre camino una explicación cabal de su misión en el mundo y para el mundo.