En este libro estaba trabajando el cardenal Špidlík poco antes de morir. No es un texto sistemático sobre la vocación; se trata más bien de unas «reflexiones útiles» para leer y meditar sobre la misión particular que Dios tiene para cada persona, ya sea en medio del mundo, formando una familia, dedicándose al sacerdocio o en una comunidad religiosa.
Si la vocación es el canal por el que absorbemos la vida terrena y mortal en nuestra vida oculta con Cristo en Dios, entonces serán especialmente eficaces las reflexiones de un sabio anciano a las puertas de su encuentro definitivo con Dios. Tienen además el atractivo de estar escritas con el estilo fresco e inmediato propio del autor, en forma de preguntas.
Podemos imaginarnos a un joven planteando a un anciano estas preguntas, que reflejan las objeciones, la resistencia y la comprensión restrictiva de la fe propias de un mundo que ya no es religioso. Y aunque la pregunta sea ingenua o esté mal planteada, permite reconducir a una perspectiva de fe desde la cual poder mirar mi vida y propone una pedago­gía que, con un lenguaje sencillo y sabio, introduce los contenidos fundamentales del misterio cristiano y de la gran tradición.
Camino de Emaús, Jesús les explica la verdad a los discípulos, y el corazón les ardía. Pero al final las palabras no bastan, y dicen: «¡Quédate con nosotros!». Necesitan la presencia viva de la persona. Esta imagen es extraordinariamente moderna: la filosofía contemporánea apunta al personalismo; más allá de las ideas abstractas, insiste en el contacto físico: la relación solo puede darse gracias a un cuerpo, una voz, algo concreto. La eucaristía es el sacramento de la presencia personal de Cristo en todo lo que existe, en la vida, en lo que comemos y en lo que vivimos. Ante los dramas de hoy, hemos de volver a descubrir la eucaristía como presencia del sacrificio de Cristo, actualización de su muerte y resurrección. Pero la eucaristía es también divinización: llevamos al altar un pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, y recibimos a cambio el mismo pan, pero consagrado. Del mismo modo estamos llamados a llevar al altar nuestra vida tal como es y a recibirla nueva de manos de Dios. Ahí está el secreto para transformar nuestra vida personal y la historia humana.
Este libro surge de años de práctica pastoral en distintos lugares de Europa y otros tantos años de estudio y de enseñanza de la teología. La experiencia directa con las personas ha aumentado la exigencia de acoger la inspiración para tomar decisiones en teología, sobre todo en cuanto al método con el que hacerla, junto con la necesidad del encuentro entre las tradiciones cristianas presentes en el continente europeo. Hoy constatamos la urgente necesidad de un replanteamiento global del método de la teología. Es necesaria una visión orgánica, donde el teologar no signifique encerrarse en un lenguaje hermético, en metodologías impropias, produciendo así una serie de teologías de las cuales la más popular, la más divulgativa, sería la evangelizadora. La fragmentación, característica de todo el saber, llega a ser aquí fatal. Este libro quisiera ser un intento de una investigación teológica que asume responsablemente su propia visión orgánica —que pasa desde la Biblia, a la liturgia, a la reflexión, al dogma y a la vida espiritual— y que, por su misma naturaleza, es misionera y dialogante, por tanto, capaz de crear el lenguaje para un encuentro intercultural.