Sólo Jesucristo nos trae a Dios. Él es Dios-hombre, Dios con nosotros. Y eso es precisamente lo que necesitamos. Necesitamos de la lejanía de Dios, de su divina distancia, como centro y medida de nuestra vida. Y necesitamos a la vez de su cercanía para entender que lo divino no anula lo humano sino que lo lleva a su plenitud. Mirando a Cristo conocemos quién es Dios y hasta dónde llega su amor por nosotros, referencia y fundamento de nuestra existencia. Este libro estudia la centralidad de Cristo en el pensamiento antropológico de Romano Guardini. La fuerza y la grandeza del pensamiento de Guardini –y su riesgo– nacen del reto que con tanta seriedad se planteó: pensar toda la existencia humana desde Cristo recuperando así un pensamiento unitario e integral. Este reto choca con una cultura tan acostumbrada a «pensar sin Dios»; una cultura que, en gran parte, considera una ingenuidad y una falta de madurez crítica cualquier referencia objetiva a lo trascendente. Para salir de la crisis del pensamiento moderno a que ha llevado este abandono de Dios, se necesita un reencuentro del conocimiento con la revelación. Sólo pensando en unión vital con la fe, conseguiremos una visión unitaria y total de la existencia humana: del hombre, de la naturaleza y de la cultura. Poner a Cristo en el centro del pensamiento humano, para aprender a «mirar por sus ojos» y contemplar desde ahí la realidad
Tras la predicación apostólica la Iglesia cotinuó su camino de la mano de los Padres. Estos santos e insignes escritores de los primeros siglos han dejado, como testigos privilegiados de la Tradición vivificada por el Espíritu Santo, una profunda y original huella de fe y vida cristiana para siempre.
Recibir la herencia de los Padres, conocer y estudiar sus escritos, su vida y sus enseñanzas, constituye una extraordinaria fuente de riqueza cultural, espiritual y apostólica para el cristiano del siglo XXI.