
Por primera vez se edita «Rayuela» como un clásico de la novela contemporánea. Todo el conjunto de materiales que aporta esta edición (introducción, abundantes notas, plano, fotografías) servirán al lector para comprender mejor y disfrutar más con esta gran novela. Al aclararse tantas alusiones y técnicas narrativas, resplandece con más claridad el sentido profundo del relato: la búsqueda constante, el humor, el juego, la nostalgia de una verdadera vida, el paso soñado «de la tierra al cielo»…
Desde su Toscana natal, granducal y aún sumida en el «ancien régime», la vida de Carlo Lorenzini-Collodi (1826-1890) es la de un activo participante en el «Risorgimento», en la Unificación de Italia y en los difíciles comienzos de la nueva nación. A ello contribuyó desde el mismo frente de batalla y, sobre todo, como uno de los escritores italianos más destacados de la segunda mitad del siglo XIX, con una poliédrica y amplia producción literaria, presidida por su pasión por el teatro y por la ficción humorística y de lo absurdo, que evolucionó desde un periodismo satírico y cultural a un escepticismo moral y social que lo llevó a un feliz encuentro con la manualística escolar y la literatura infantil. «Pinocho», obra de la que se dice que sólo la «Biblia» y el «Corán» la superan en número de traducciones en todo el mundo, compendia el universo literario de Carlo Collodi: su génesis periodística, la narración del absurdo y el mundo al revés, la pedagogía irónica, una visión amarga y grotesca de la existencia humana y una escritura mimética de la oralidad, todo con la Toscana como trasfondo cultural y ambiental. Bajo el formato de la literatura infantil, «Pinocho» engulle desordenadamente, como el Tiburón, motivos y símbolos de la literatura de todos los tiempos, desde la «Odisea» hasta los cuentos de hadas, para recrearlos a través de la parodia, y se postula para una lectura adulta de la que aflora como tema central la literatura misma. La edición se completa con una selección de relatos de Collodi hasta ahora nunca traducidos en España.
He aquí la obra más revolucionaria de la literatura española. A mediados del siglo XVI un pregonero toledano alza la voz para contar su vida y, al hilo de ella, mostrarnos el cuadro expresionista de una España en que el universal «engaño a los ojos» encubre una avasallante miseria material y moral. El genial autor anónimo, que ocultó celosamente su identidad, no sólo revolucionó los géneros literarios abriendo camino a la novela moderna, sino que logró una obra tan llena de intención que cuanto más la leemos más nos sorprende y deleita. Especialista en literatura del siglo XVI, autor de numerosos estudios sobre literatura mística y la picaresca, Víctor García de la Concha ofrece en esta edición una guía clara y completa para adentrarse en el mundo apasionante del LAZARILLO
Dos periodistas frente a frente: Vittorio Messori, el hombre que entrevistó a dos Papas, abre el libro de su vida ante el prestigioso vaticanista Andrea Tornielli. Nunca Messori había contado tantos detalles sobre su conversión al catolicismo, a los 23 años, dejando atrás una educación anticlerical.
Pero hace algo más. Frente a quienes, no creyentes o incluso creyentes, recluyen la religión en el ámbito de la irracionalidad, Messori sostiene que la razón conduce a la Fe, y que los fundamentos históricos que otorgan credibilidad al cristianismo tienen una solidez sin fisuras
El personaje principal de este libro, el vendedor de sueños, está dotado de un gran atrevimiento. Proclama a los cuatro vientos que las sociedades modernas se han convertido en un gran manicomio global, donde lo normal es estar ansioso y estresado, y lo anormal es ser saludable, tranquilo y sereno. Con una elocuencia cautivadora, estimula la mente de todos los que pasan por su vida, ya sea en las calles, en las empresas, en los centros comerciales o en las escuelas, torpedeando siempre a las personas con innumerables preguntas
«El género novelesco no ha nacido para contar verdades, éstas, al pasar a la ficción, se vuelven siempre mentiras.»
Ya en el título de esta novela de Mario Vargas Llosa, publicada en 1977, se recoge la doble historia en que se vertebra su argumento: por un lado, la relación amorosa del joven escritor Varguitas con una mujer de su familia mayor que él, la tía Julia; y por otro, la desaforada presencia del folletinista Pedro Camacho en la misma emisora de radio donde Varguitas trabaja.
La noble pasión amorosa entre la tía Julia y el aprendiz de novelista, que la sociedad limeña de los años cincuenta trata por todos los medios de impedir, se combina en esta novela de Vargas Llosa con las narraciones truculentas del folletinista de las ondas. El contrapunto de una encendida pasión con aires shakesperianos y su correlato melodramático y la inesperada confluencia del devoto de la alta literatura y el escribidor rastrero son algunas claves de esta narración mayor de Mario Vargas Llosa.
La tía Julia y el escribidor reúne el interés de los relatos de aventuras, donde la atención del lector queda sujeta a un final feliz continuamente postergado, y el más desternillante y grotesco pasatiempo, gracias sin duda a las divertidas aportaciones del escribidor Camacho, uno de los grandes personajes del novelista peruano
Esta obra recoge cuatro conferencias del curso pronunciado por Erwin Panofsky en el castillo de Gripsholm, en el verano de 1952, que reflejan su asombrosa erudición, su profundo conocimiento de la historia de las ideas, su gran sagacidad para el descubrimiento de supuestos e implicaciones y una extraordinaria sensibilidad estética para la percepción de la calidad. Estas magistrales investigaciones iconográficas muestran, además, la profunda unidad cultural de la civilización occidental a través de los siglos al establecer diversas conexiones entre el mundo antiguo, la Edad Media cristiana y el Renacimiento.<br/
Con la guerra civil, «lejana y próxima a un tiempo, quizás más temida por invisible», como telón de fondo, Primera memoria, Premio Nadal 1959, narra el paso de la niñez a la adolescencia de Matia —la protagonista— y de su primo Borja.
Los dos viven en casa de su abuela en un mundo insular ingenuo y misterioso a la vez. A través de la visión particularísima de la muchacha —sin madre y con padre desaparecido— asistimos a su despertar a la adolescencia, cuando, roto el caparazón de la niñez, ciega y asombra y hasta a veces duele el fuerte resplandor de la realidad. Una intensa galería de personajes constituye el contrapunto de su vertiginosa sucesión de sensaciones. Y es que en unos meses, Matia descubrirá muchas cosas sobre «la oscura vida de las personas mayores».
Melancólica elegía de la perversión de la inocencia, Primera memoria es, sin lugar a dudas, una de las mejores novelas de Ana María Matute.
Antonia tiene veintiséis años cuando se ve sola con un niño de cuatro en el cambiante Madrid de los ochenta. La suya es la historia de un viaje interior, el de una mujer que se enfrenta a la juventud y a la maternidad mientras intenta hacerse un lugar en la vida, en una ciudad y en una época de tiempo acelerado, más propicio a la confusión que a la certeza, sobre todo para alguien que ha tenido una experiencia demasiado temprana de la pérdida y de la soledad.
Lo que me queda por vivir es la crónica de un aprendizaje: cómo se logra a duras penas sobreponerse a la deslealtad; cómo el desvalimiento y la ternura de un hijo alivian la fragilidad de quien ha de hacerse fuerte para protegerlo.
Lo que me queda por vivir tiene la fuerza de las novelas que retratan un tiempo al contar unas vidas singulares, hechas por igual de desamparo e inocencia. La escritura de Elvira Lindo alcanza aquí una belleza sobrecogedora, yendo derecha al nervio de las cosas, al corazón de esas verdades sobre la experiencia que sólo puede contar la fi cción.
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Decir que «La Regenta» es la historia de cómo unos personajes, inconformes con su mundo, anhelan trascenderlo y son vencidos en el intento es tan cierto como insuficiente porque, en el fondo, este conflicto se halla en todas las novelas del realismo europeo. Lo verdaderamente singular en «La Regenta» es la inmensa complejidad y riqueza de matices con que el conflicto se produce. Escrita entre 1883 y 1885, fue un éxito desde el primer momento, a pesar del silencio o la reacción negativa de buena parte de la crítica periodística. Consciente de la plenitud y madurez de su novela, el propio Clarín en una carta a un amigo confesaba su emoción por haber acabado "a los treinta y tres años una obra de arte"
Decir que «La Regenta» es la historia de cómo unos personajes, inconformes con su mundo, anhelan trascenderlo y son vencidos en el intento es tan cierto como insuficiente porque, en el fondo, este conflicto se halla en todas las novelas del realismo europeo. Lo verdaderamente singular en «La Regenta» es la inmensa complejidad y riqueza de matices con que el conflicto se produce. Escrita entre 1883 y 1885, fue un éxito desde el primer momento, a pesar del silencio o la reacción negativa de buena parte de la crítica periodística. Consciente de la plenitud y madurez de su novela, el propio Clarín en una carta a un amigo confesaba su emoción por haber acabado "a los treinta y tres años una obra de arte".
Zavalita y el zambo Ambrosio conversan en La Catedral. Estamos en Perú, durante el ochenio dictatorial del general Manuel A. Odría. Unas cuantas cervezas y un río de palabras en libertad para responder a la palabra amordazada por la dictadura. Los personajes, las historias que éstos cuentan, los fragmentos que van encajando, conforman la descripción minuciosa de un envilecimiento colectivo, el repaso de todos los caminos que hacen desembocar a un pueblo entero en la frustración