
Si la identidad fuera un mero ejercicio de metafísica no tendría el poder que manifiesta en nuestra reciente historia, donde casi todos los conflictos han mutado en conflictos de identidad. O tal vez la permanencia de ciertas formas metafísicas se deba al carácter mítico y metafórico de los relatos que las subyacen, pues la identidad está unida a lo narrativo por robustos lazos.
Dos de los relatos estructurantes de la identidad son el mito de la caída, que habla de la identidad personal, y el mito del cuerpo místico, que habla la identidad colectiva, de la condición del individuo como miembro del cuerpo colectivo. Diversos movimientos sociales y filosóficos han devenido en ejercicio metafísico de uno de estos dos mitos: salvar al sujeto de su condición de barro y/o entregarle a la comunidad a la que sirve como miembro. El cuerpo se presenta como cárcel; la comunidad, como señora y dueña del sujeto esclavo. Hay violencia metafísica en estos relatos que articulan casi la totalidad de la filosofía del sujeto y de la identidad moderna, incluyendo muchas filosofías presuntamente críticas que han tratado de abandonar la metafísica.
Sujetos en la niebla escapa de la seducción de dichos mitos. La obra es fruto de la rebelión del autor contra un tiempo de corrientes filosóficas que coincidieron en rechazar toda referencia al sujeto como si este fuese un cadáver de la historia. Hay algo de relato de identidad de quienes vivieron los sueños de la modernidad y la posmodernidad, hasta que fueron despertados por el escepticismo. Es también una propuesta para encontrar en la agencia y la voluntad lo que la conciencia y la representación perdieron.
El clima y la idea dramática que informan "El castillo" son los que nutren toda la obra narrativa de Franz Kafka (1883-1924): un mundo exterior que, pese a conservar todas las notas que lo hacen reconocible, es objeto de una mutación que lo transforma cualitativamente; una secuencia de acontecimientos incomprensible para quien la padece pero que esconde una necesidad ineluctable; la inoperancia, en fin, de la voluntad y el entendimiento humanos para comprender ese medio hostil y doblegarlo.Traducción de Miguel Sáenz
Publicado en los primeros meses de 1670 de forma anónima y con falso pie de imprenta, el TRATADO TEOLÓGICO-POLÍTICO ocupa un puesto privilegiado no sólo en el sistema de SPINOZA (1632-1677). Como señala Atilano Domínguez Basalo (traductor, prologuista y anotador de esta edición), la aparición de la obra ­«una auténtica revolución intelectual»­ seproduce en un momento crucial, situado entre la reforma religiosa, que había conducido a la Paz de Westfalia, y las ya incoadas revoluciones políticas que desembocarían en el estado laico. Dos nociones corren paralelas a lo largo de toda esta obra que fue perseguida y prohibida por iglesias y sectas: «Por un lado, la necesidad de libertad de pensamiento, la cual sólo tiene cabida en un Estado democrático; por otro, la idea del estado como poder supremo, único garante de la unidad y la seguridad y, en definitiva, del pacto social que lo constituye».
Para formar niños y jóvenes en orden al perfecto desarrollo de su afectividad, no pocos autores se limitan a responder a las preguntas que suelen hacerles. Esto es importante, pero no suficiente. Lo decisivo, lo verdaderamente formativo es ayudarles a que descubran: 1. el proceso de desarrollo del ser humano; 2. los ocho niveles de realidad en que podemos vivir; 3. algunas claves certeras de orientación de la afectividad. Los dos primeros descubrimientos los realizó el autor en obras anteriores. Los ofrece aquí a los lectores de modo más claro, breve e intenso, para que les sea fácil verlo todo en bloque y asumir personalmente las doce claves de orientación que les sugiere en el capítulo tercero. Esta fecunda aplicación práctica de la doctrina de López Quintás sobre el amor otorga a este nuevo libro un valor especial.
Alfonso López Quintás, catedrático emérito de filosofía en la Universidad Complutense (Madrid), fundador y promotor de la Escuela de Pensamiento y Creatividad, es miembro de la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas, de la Académie Internationale de l’Art (Suiza) y la Internacional Society for Philosophie. De sus cincuenta obras publicadas, dedicó al tema de la afectividad El amor humano (1992), El secreto de una vida lograda (2004), Descubrir la grandeza de la vida (2009).
La filosofía de san Agustín brota de su vida personal como el agua de la fuente y, por ello, la comprensión adecuada de sus ideas requiere el conocimiento previo de su historia personal. Sus ideas y su vida forman un todo vital íntimamente trabado. Su pensamiento filosófico es muy peculiar porque se apoya en la experiencia interior del hombre con Dios y no en experiencias tecnológicas o en datos científicos al estilo moderno de nuestro tiempo. De ahí su carácter encantadoramente ingenuo y asombrosa-mente genial al tratar de ciertos problemas. En esta obra hay un ritmo ascendente hasta el capítulo tercero. Dios se revela en lo más íntimo del alma de san Agustín, desde cuya experiencia básica de encuentro con Dios el Hiponense enjuicia la tradición filosófica de Grecia y Roma y plantea algunos problemas fundamentales sobre el hombre, el ser y la vida humana en su doble versión masculina y femenina, a nivel individual, político y social. La peculiar filosofía de san Agustín arroja un balance global muy positivo en humanismo, especialmente por la trayectoria personal que lo llevó al encuentro con esa forma de saber sapiencial propio de la verdadera filosofía, así como por su actitud de apertura a la trascendencia y a los valores que no pierden su interés con el mero pasar del tiempo.
Niceto Blázquez Fernández es dominico, maestro en Teología, doctor en Filosofía y profesor jubilado de la Universidad Complutense de Madrid. Entre otras obras publicadas en la BAC cabe destacar: Ética y medios ele comunicación (1994); Bioética fundamental (1996); Bioética, la nueva ciencia de la vida (2000), y La nueva ética en los medios de comunicación (2002).
Esta edición es sumamente esclarecedora acerca de la obra leibniziana, puesto que ofrece una rica visión panorámica de sus diversas facetas: los escritos se reparten entre las secciones metodológica y epistemológica, filosófica, lógico-matemática, sobre máquinas y ciencias, jurídica, política y social, y teológica y religiosa. Aun así, y dado el carácter de la colección Grandes Pensadores, el volumen hace especial hincapié en el ámbito estrictamente filosófico y teológico: se hallarán aquí los principales escritos del autor acerca de su concepción pluralista y racionalista del universo, las mónadas, la armonía preestablecida y su controvertida tesis de que vivimos en el mejor de los mundos posibles (contra la que Voltaire arremetería en Cándido). La influencia de Leibniz ha sido profunda en pensadores de la talla de Kant, Fichte y Hegel, y no solo, como suele creerse, en cuestiones de ontología y metafísica, sino en metodología, filosofía de la ciencia, filosofía del lenguaje, filosofía de la mente, filosofía del derecho y política.
La ingente, asombrosa producción intelectual de Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) ocupa un lugar destacado en un enorme espectro de campos: filosofía, ciencia, lógica, derecho, política, teología, historia, filología, biblioteconomía, psicología. Se trata, sin duda, de uno de los últimos pensadores universales, en el sentido renacentista, un espíritu globalizador ajeno a la especialización y la fragmentación características del saber de nuestros tiempos. La importancia de sus aportaciones no cesa de aumentar, tanto por las nuevas interpretaciones que se efectúan de sus textos canónicos como por la aparición constante de manuscritos inéditos.
792 páginas
Karl Marx (1818-1883) tuvo una ajetreada vida de revolucionario teórico. Siempre con problemas financieros como padre de familia numerosa, no cesó hasta establecer una teoría económica de la Historia y hasta de la condición humana, cuyas bases estableció como condiciones materiales. El espíritu no es nada, la materia lo es todo. Ávido lector de Hegel, dio un vuelco a su dialéctica, que interpretó de manera novedosa como «lucha de clases». Según Marx la clase trabajadora debe tomar conciencia de sus derechos y terminar con los privilegios de cuantos la someten. Como filósofo de la sospecha (equiparado a Nietzsche y Freud) Marx colocó la pólvora, y el marxismo la hizo estallar y trastocó el mundo. La selección de textos de este volumen es la más completa que existe en castellano: desde pasajes de La ideología alemana hasta El capital, sin olvidarse del Manifiesto comunista, proporciona las claves para entender a un filósofo de los más crucialesde todos los tiempos. Comprenderlo es entender gran parte de la Historia Contemporánea.