Francesco Forgione, desde niño ha tenido visiones de la Virgen María, Jesús y también del Diablo. Todo ello forja en él el deseo de llegar a ser sacerdote. Tras entrar en la orden de los Capuchinos con el nombre de Pío de Pietralcina, se evidencian en él unos poderes para lo que no hay explicación científica: sana enfermos, conoce el nombre y los problemas de desconocidos a quienes predice el futuro... Cuando en 1918 le aparecen estigmas en manos y pies, sus devotos seguidores se multiplican, provoca que el Vaticano lo acuse de embaucador. Aunque no se le permite ejercer como sacerdote, la gente sigue creyendo en sus milagros. Poco antes de su muerte en 1968, la Iglesia reconoce una obra que lo llevará a ser santificado en 2002 por Juan Pablo II, el mismo a quien décadas atrás, cuando sólo era Karol Wojtyla, el Padre Pío le predijo que llegaría a ser Papa