Este libro da cuenta de una búsqueda que ha durado casi toda una vida. Las convicciones del autor quedaron seriamente comprometidas a raíz de la crisis del 68 y han tardado medio siglo en ser recompuestas. Para llevar a cabo su peregrinación se sirvió del báculo que le procuró la filosofía, a la que se ha dedicado profesionalmente desde entonces. La alegría de una fe renacida permite evocar los episodios de una trayectoria en la que no faltaron momentos de crisis y desesperanza, aunque nunca faltó el apoyo de familiares, amigos y colegas. Tampoco estuvo ausente el humor, cuya presencia se deja sentir igualmente a lo largo de estas páginas. Se entrega ahora al lector la esforzada evocación de lo indagado y el gozoso resumen de lo hallado.
Juan Arana es catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla y académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid. Ha impartido docencia en diversas universidades españolas y americanas y ha sido profesor visitante en varias universidades europeas. Es autor, entre otros, de los siguientes libros: «El caos del conocimiento. Del árbol de las ciencias a la maraña del saber» (2004), «Los filósofos y la libertad» (2005), «Filosofía de lo cotidiano» (2005), «La visione cosmica di Erwin Schrödinger» (2008), «Los sótanos del Universo» (2012), «Límites de la biología y fronteras de la vida» (2014), «El proceso histórico de separación entre ciencia y filosofía» (2015), «La conciencia inexplicada« (2015).
“Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo”. Así predicaba san Pablo a los Atenienses, que adoraban al Dios desconocido. Ellos esperarían un discurso sobre un Ser extraño, incognoscible. Pero Pablo trató del Creador, que ha plasmado una tierra habitable, cuyo sol brilla y cuya lluvia moja. ¡Qué grande es la pregunta sobre Dios, si Dios es el Creador! Pues es así pregunta por los horizontes, el origen y la plenitud de la vida. Y el camino para responderla es (fuerte paradoja) el humilde de la carne. En efecto, la carne es (por las relaciones que traba) el primer testigo de un origen primordial y de un futuro fecundo. La teología de la creación va, pues, de la carne a la gloria. Y es lógico, ya que nace de la carne gloriosa del Resucitado, en quien culmina el discurso ateniense de Pablo. La resurrección de la carne: Big-bang de una creación nueva que recapitula todas las semillas.
José Granados, es doctor en Teología, es profesor de Teología del Matrimonio y la Familia. Actualmente es Superior General de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María. Autor de varios libros; entre otros: “Betania, una casa para el amigo”; “Llamados al Amor: Teología del Cuerpo en Juan Pablo II”; “Teología del tiempo”; “Acompañar, discernir, integrar. Vademécum para una nueva pastoral familiar a partir de la exhortación Amoris Laetitia; ¿Tendrán fe nuestros hijos?; Teología de la creación: de la carne a la gloria; Tras la pandemia, reedificar; Sacramentos nuevo origen“.
El papa Francisco, teniendo en cuenta los retos pastorales de nuestros días, pidió a la Pontificia Comisión Bíblica que estudiara la concepción del hombre en la Sagrada Escritura, para ofrecer a los cristianos y al mundo entero un mensaje de luz y de esperanza, fruto de una exégesis actualizada de la Palabra revelada. Siguiendo el mandato del Papa, la Comisión Bíblica no se limita en este documento a dar respuesta a ciertas cuestiones antropológicas específicas, sino que ofrece una visión integral de la persona humana, de su dignidad, de sus relaciones y de su destino, de modo que en ese marco global los desafíos de nuestra cultura puedan encontrar su lugar adecuado.
Traductores: José Alberto Garijo Serrano, Jesús Girón Izquierdo, Ricardo Lázaro Barceló, Fernando Enrique Ramón Casas
Coordinadores de la traducción: Nuria Calduch-Benages y Juan Miguel Díaz Rodelas (†)
Título original: «Che cosa è l’uomo?» (Sal 8,5). Un itinerario di antropologia biblica
¿La belleza es opinable? ¿Cómo saber si una obra es bella? Además de una introducción general a la belleza, este libro ofrece una mirada nueva para aproximarse a la obra de arte y, sobre todo, a la belleza de Dios.
Contenidos
Estamos hechos para la belleza, y la belleza está hecha para nosotros. Lo que nosotros hemos olvidado, los antiguos lo sabían bien: la verdadera belleza sana el alma, nos aproxima a lo sobrenatural y nos brinda una felicidad duradera. Estas páginas, repletas de la sabiduría de los clásicos, nos abren los ojos del entendimiento para la belleza que nos rodea. Porque la belleza no está en el ojo del que mira, y no es solamente para los cultos, los soñadores, o los románticos incurables.
¿Por qué la belleza no es simple cuestión de opinión? ¿Qué virtudes necesitamos para percibirla? ¿Cómo determinar si una obra de arte es realmente bella? El lector adquirirá en estas páginas una nueva mirada para maravillarse ante la belleza de la naturaleza, de la música, del arte y la arquitectura y, sobre todo, para admirar la belleza de Dios, origen de todas las cosas bellas que existen.
Un día no datado de mi juventud... creí descubrir que el relato de Pinocho contenía ciertamente un anuncio, pero no, como había pensado hasta ese momento, un ambiguo mensaje moralista y exhortativo: más que sugerir las reglas de comportamiento, el libro desvelaba la verdadera naturaleza del universo; no me decía por sí mismo y en modo directo qué debía hacer, sino que narraba sin incertidumbres la historia del mundo y del hombre; no pretendía aconsejarme; más bien se ofrecía empáticamente a ayudarme a comprender. Bajo el velamen de la fábula, aparecía una doctrina nítida y definida, que los humildes han conocido y amado desde siempre. Más allá del encaje de los eventos narrados, y en apariencia perfectamente gratuitos, entreveía la visión de las cosas más alta y más popular... que se haya ofrecido nunca a la mente del hombre. Pinocho trata sobre la ortodoxia católica: he aquí la hipótesis que me iba persuadiendo poco a poco y me devolvía una lectura pacificada y gratificante de esta obra extraordinaria.
La Verdad no es una teoría abstracta en la cabeza de unos pocos individuos, sino el suelo sobre el cual todos encuentran estabilidad y fuerza, y la fuente en la que todos pueden saciar su sed de Dios y de vida eterna (Jn 4,14). Lo “católico” no es el resultado de mayorías fortuitas en sínodos ni de las ideas personales del Papa o de los obispos. El Magisterio está sujeto a la ley moral natural, así como a la revelación que concluyó con Cristo y los apóstoles, a las decisiones dogmáticas de los concilios ecuménicos y a las declaraciones ex cátedra del Papa. En los capítulos de este libro, sobre la indisolubilidad del matrimonio, sobre la validez de la Humanae Vitae, sobre la singularidad de la Iglesia, sobre el ecumenismo, sobre el desarrollo de la doctrina que excluye cualquier cambio de la misma a su contrario, sobre la posibilidad de que los cristianos no católicos reciban la comunión únicamente en peligro de muerte, sobre el sacerdocio y el celibato, y sobre otros artículos de la fe, el autor trata de exponer con la claridad necesaria lo referente a la doctrina salvífica de la Iglesia.
El cardenal Robert Sarah con Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, hablan desde lo más hondo de sus corazones sobre el futuro de los sacerdotes, el significado del sacerdocio católico y el sentido del celibato. A los noventa y dos años, el papa emérito firma un texto de gran densidad intelectual, cultural y teológica, en el que se remonta a las fuentes del problema: la Escritura como Palabra de Dios. Su contundente análisis se completa con el texto del cardenal Robert Sarah, cuyo escrito irradia la fuerza, claridad y sabiduría propias de él. "Estos últimos meses, mientras en el mundo resonaba el estruendo generado por un extraño sínodo mediático que se imponía sobre el sínodo real, hemos mantenido varios encuentros. Hemos intercambiado ideas e inquietudes. Hemos rezado y meditado en silencio. En cada uno de esos encuentros nos hemos confortado y tranquilizado mutuamente. Nuestras reflexiones, guiadas por dos voces diferentes, nos han llevado a cruzarnos algunas cartas. La semejanza de nuestras inquietudes y la coincidencia en nuestras conclusiones nos han decidido a poner el fruto de nuestro trabajo y de nuestra amistad espiritual a disposición de todos los fieles, a ejemplo de san Agustín".
En un tiempo en el que proliferan los libros contrarios al fenómeno religioso, en los que se esgrime la ciencia como prueba más fehaciente de la no existencia de Dios, una de las luminarias científicas más grandes del planeta, el genetista Francis S. Collins, líder durante más de una década del Proyecto Genoma Humano, se descuelga con un argumento precisamente contrario: el tránsito del ateísmo a la fe, guiado de la mano de la razón y el progreso científico. Collins reconcilia lo que para muchos son dos polos completamente opuestos: la rigurosidad de la ciencia con la creencia en un Dios trascendente o la fe como elección enteramente racional con principios complementarios a los de la ciencia. El científico estadounidense reivindica la coexistencia dentro de una misma persona de las dos perspectivas, la científica y la espiritual, cada una con su propio lenguaje y su propio dominio de exploración, y ambas fuente de profundas revelaciones. Para llegar a ese punto de armonía a priori imposible, Collins analiza en este texto revelador algunas de las principales argumentos que se han planteado en contra de la existencia de Dios y teorías más o menos polémicas como las del creacionismo, el diseño inteligente o la evolución darwinista, a la luz de los saltos revolucionarios que se han producido en el campo de la ciencia en los últimos años, ya sea en lo referente al origen del universo o de la vida en la Tierra, o de los misterios que encierran la molécula del ADN y la codificación del genoma humano, campo en el que él es una autoridad mundial. Su conclusión es lo que él llama BioLogos, una teoría que integra armónicamente ciencia y fe, en la que se acepta plenamente el proceso de la evolución y la selección natural, pero también la unicidad del ser humano.
Todo el mundo parece estar de acuerdo en que la civilización occidental tiene problemas. Pero nadie está de acuerdo en sus causas, y en sus soluciones. ¿Estamos demasiado gobernados, o tal vez habría que simplificarlo todo? ¿Sobra capitalismo, o más bien al contrario? ¿Tenemos demasiada libertad sexual, o demasiado poca? ¿Y si el problema es más hondo y afecta precisamente a nuestros cimientos, como seres humanos en relación con Dios?
Scott Hahn sorprende, al afirmar que los males de nuestra sociedad provienen del rechazo a la ayuda de Dios en el matrimonio. El hombre es un ser social, y la familia que se constituye tras el matrimonio es la clave de toda sociedad. Corrompido el matrimonio, corrompida la sociedad. Protegido el matrimonio, protegida la sociedad.
El libro procede de conferencias impartidas en el curso “Fe, razón y ciencia” de la Universidad de Oxford y la de Salzburgo. Evalúa el debate entre interpretaciones ateístas y teístas del universo. ¿Por qué existe algo en vez de nada? Más en concreto, ¿por qué existe el universo? ¿De dónde vino y hacia dónde va, si es que se encamina a algún sitio? ¿Constituye la realidad última o hay un “más allá”? ¿Se puede preguntar por el significado de toda la realidad, o tenía razón Bertrand cuando dijo que «el universo está ahí y no hay más"? Aunque la ciencia con todo su poder no puede lidiar con algunas de las preguntas fundamentales que hemos hecho, el universo contiene ciertas pistas sobre nuestra relación con él, pistas que son accesibles científicamente. La inteligibilidad racional del universo, por ejemplo, apunta a la existencia de una Mente responsable tanto del universo como de nuestras mentes. JOHN C. LENNOX es doctor en Matemáticas (Oxford y Cambridge) y asociado a Matemáticas y Filosofía de la Ciencia en el Green Templeton College, Oxford. Ocupó la cátedra Alexander von Humboldt en Würzburg y Friburgo y es Máster en Bioética. Ha intervenido en debates públicos frente a científicos y filósofos especialmente conocidos por su defensa del ateísmo.
El mayor misterio que ha aparecido sobre la faz de la tierra es Jesús de Nazaret. Mina de infinitos tesoros en la que por más que hondemos jamás le hallaremos fi n. El presente escrito intenta mostrar algunos de esos filones, deseando facilitar el acceso a la sublimidad del conocimiento del Señor Jesús (Flp 3, 8). Como figura histórica, resulta preciso destacar el sentido permanente de esa dimensión. Pero Cristo resucitó, y por eso no se queda circunscrito al ayer: nos encontramos con Él hoy, en un descubrimiento personal amoroso. Además, sus palabras y sus acciones constituyen parte esencial de su Persona, y por eso las guardamos en nuestro corazón (Lc 2, 19). E igualmente valen las representaciones artísticas, así como las argumentaciones de los teólogos que buscan clarificar conceptos. El discurso es inagotable y siempre insuficiente. Pero también siempre nuevo y siempre apasionante.